Por Sara Pérez
READING, PA.-Como es tradición, especialmente respetada en los tan chapuceros y negligentes gobiernos de Leonel Fernández, todas las tormentas llegan al país de sorpresa, sin que las autoridades tomen previsiones, aunque satélites y radares proporcionen con mucha anticipación datos exhaustivos sobre los amenazantes tifones de cada temporada.
Las secuelas que tiene para nuestro país la situación de la economía gringa y mundial, el aumento en los precios de los combustibles y la escasez y carestía de los alimentos, no son excepciones en la festiva despreocupación del gobierno, que bajo el lema de hoy fiesta y mañana gallos, encabeza, totalmente de espaldas a los apremios del momento, las carnestolendas de una campaña repulsiva, obtusa y grosera, tanto por los costos insultantes para un país lleno de menesterosos, como por la vacuidad de los discursos, la bulla, los embustes, el regurgitante desfile de facinerosos , el lambonismo el dispendio de bienes públicos ostentosamente malversados en campaña y la falta de opciones y de perspectivas de enmiendas.
En tanto, el viernes pasado, el barril de petróleo, una variable que con solo pestañar afecta los precios hasta de los estornudos, cerró por encima de los 116 dólares y dado el estado de las reservas y que la producción ya pasó o está pasando del tope de su nivel, las posibilidades de reducción del precio son bastante remotas, por decirlo de forma optimista.
Los cambios climáticos, (en gran parte producidos por la explotación depredadora, intensiva e irresponsable del planeta, práctica en la que Estados Unidos tiene la mayor cantidad de medallas olímpicas), el retraso y descuido en el desarrollo de tecnologías alternativas para la producción de energía y el uso de alimentos como el maíz para producir combustible, son otros detalles perturbadores dentro del inquietante panorama.
Ya los expertos han anunciado por aquí que las facturas de electricidad en este verano no estarán puestas donde la pava las ponía el verano pasado.
Un producto como el arroz, que es el segundo alimento de mayor consumo en el mundo y artículo básico en la dieta dominicana, (sin que haya sustituto a la vista), ha registrado alzas en el mercado estadounidense superiores al 75 por ciento, en comparación con los precios de hace un año. Muchos países productores, especialmente asiáticos y otros como Brasil han suspendido o reducido temporalmente las exportaciones para garantizar lo necesario para su consumo interno.
El trigo, (y con trigo dígase harinas, galletas, pan y pastas, es decir, los comestibles más baratos y con los que sobrevive gran parte de la humanidad), que sigue siendo el producto de mayor consumo mundial, también ha registrado aumentos de precios dramáticos y sus reservas se han reducido hasta en los países productores, como Estados Unidos.
A todo se añade que la República Dominicana nunca ha tenido la autosuficiencia de alimentos como una política prioritaria y con su acrítica sumisión ha ido y venido, zarandeada por los gobiernos de Estados Unidos sin desarrollar nunca una agenda económica propia. La última estocada grave fue el Tratado de Libre Comercio, que desmanteló una parte del sistema productivo nacional, sin que desarrollar alternativas.
¿Qué está haciendo el gobierno de Leonel Fernández, el del líder mesiánico, el gobierno de nuestro Balaguerito del siglo XXI, en tanto los nubarrones se acumulan sobre las cabezas del país? Lo mejor que sabe hacer: esconder los platos sucios y rotos dentro de los closets, pasar una mano de pintura por la puerta, cerrarla con candado y guardar la llave…hasta que acaben de contar los votos.
Entonces van a abrir los closets, porque no hay forma de mantener por mucho tiempo un embuche del tamaño que tienen ahora. Se eliminarán unos subsidios y reducirán otros, con lo que se desactivará el pararrayos y a las dificultades producidas por la crisis mundial, se sumarán las consecuencias de los gastos temerarios y de las imprevisiones de un gobierno totalmente incapaz e idiota, que no sabe manejar eficientemente ni la compuerta de una presa. Mucho menos el tsunami que tienen en el horizonte.
Señoras y señores, los próximos meses van a ser especialmente difíciles.
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