martes, mayo 13, 2008

Al día

El Nacional, Vespertino Dominicano

POR JUAN JOSÉ AYUSO
La caída del Partido Revolucionario como resultado del gobierno de Hipólito Mejía en el cuadrienio anterior y el desbarajuste del Partido Reformista Social Cristiano, que apenas alcanzó un 8, por ciento abrieron el apetito de poder de Leonel Fernández y del Partido de la Liberación y los llevaron a trazarse la meta del continuismo.

El PRD y los perredeístas lucen hoy recuperados de su caída de hace cuatro años –la más baja votación obtenida de 1962 a la fecha-, a pesar de que toda la campaña de Fernández y el PLD se basa en la agitación del fantasma del “gobierno anterior”.

El presidente y candidato y el grupo de favorecidos que le acompaña en los altos puestos están lejos de propugnar solo por cuatro años más en el poder. El mismo Fernández, no hace mucho, abrió la posibilidad de volver a postularse para 2012.

Y de ahí en adelante, sin asomo de mala fe, puede deducirse.

El 27 de marzo del año pasado, al presidente Fernández se le zafó esta frase agorera:

“Por formación y temperamento no tengo vocación mesiánica ni tampoco actitud de caudillo, pero hace dos años dos colosos de la política dominicana, Juan Bosch y Joaquín Balaguer, me hicieron una encomienda y me pasaron una antorcha para guiar los destinos de la República Dominicana. Hoy mantengo en alto esa antorcha que sirve para proteger el sueño de los dominicanos. Estoy conciente de que también llegará ese momento en que yo tenga que pasar esa antorcha a quien Dios haya escogido como mi sucesor, pero todavía ese momento histórico no ha llegado”.

El análisis del contenido de esa frase la presenta como un grave peligro para la democracia y califica a quien la pronunció como un engendro de mesías y caudillos que busca establecerse como caudillo mesiánico.

El maestro del presidente y candidato Fernández, que no es Juan Bosch sino Joaquín Balaguer -22 años de despotismo ilustrado y 31 de colaboración estrecha con el horror de la tiranía de Trujillo-, es uno de los ideólogos de la dictadura, la tiranía y el despotismo como única política a implantar sobre los dominicanos.

En un discurso que acerca de la alternabilidad en el poder pronunció en 1952, sustento ideológico de la tiranía y de lo que serían sus 22 años de gobierno directo entre 1966 y 1978 y 1986 y 1996, Balaguer preconizó lo siguiente:

“El principio de la alternabilidad, a pesar de todo el derroche de literatura vertido por el legislador dominicano en las constituciones, sólo ha tenido, pues, vigencia para los presidentes que no supieron vestirse en el solio la toga de la virilidad, como Ignacio María González y Francisco Gregorio Billini, o para aquellos presidentes que aunque surgidos del cantón y de la montonera, carecieron de suficiente olfato político para ejercer por largo tiempo el dominio de sus conciudadanos.”

En cuanto al presidente y candidato Fernández, de esto es de lo que se trata para los dominicanos el viernes que viene, día de las elecciones.

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