jueves, mayo 22, 2008

La columna de Miguel Guerrero

Por Miguel Guerrero /El Caribe

Como nunca antes, el presidente Fernández debería tomar en cuenta al empresariado para resolver los problemas reales de la economía. Son muchos los desafíos y más las dificultades a las que tendrá que hacer frente en lo inmediato y en el futuro cercano.

Un conjunto de factores externos fuera de su control, como los exorbitantes precios del petróleo, en constante aumento, y la crisis mundial derivada de la escasez y el aumento de las cotizaciones de los alimentos, unidos a problemas por todos conocidos en la economía nacional, harán necesaria la adopción de medidas y políticas dirigidas a aumentar los niveles de productividad, eliminando así el exceso de burocratismo que afecta el clima de libertad de empresa.

Ese parece el camino más corto, seguro y, sobre todo, menos costoso modo, para enfrentar los vientos que amenazan nuestra estabilidad económica.

Las opiniones del empresariado sobre los problemas de la economía son, sin lugar a dudas, más realistas que las que pudieran provenir de su entorno partidario.

En las circunstancias actuales los intereses y las presiones provenientes de su litoral político, más que una ayuda es una carga difícil de sobrellevar.

No puede hablarse de progreso de un país si sus sectores productivos quedan marginados de las grandes decisiones.

Los dominicanos hemos superado sin traumas mayores un proceso electoral que en un momento dado parecía conducirnos a graves enfrentamientos que felizmente no ocurrieron.

Un gobierno democrático debe evitar que sus funcionarios ofendan a los sectores productivos y los amenacen con represalias por reajustes obligatorios de precios impuestos por los costos de producción.

Una agenda conjunta de trabajo, en la cual laboran tres entidades privadas—AIRD, JAD y Adozona—puede ser un buen punto de partida para un gran pacto nacional por la competitividad y el desarrollo.

Miguel Guerrero es escritor y periodista
mguerrero@mgpr.com.do

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