Por Luis H. Arthur S. / El Caribe
¿Qué hacer III?
Cuerpos policiales que lucen mafias organizadas, donde se atraca, se protege, se disputan puntos de delincuencia, se tienen bandas, se roba y se mata inmisericordemente, a veces para eliminar la competencia entre ellos mismos y sus protegidos.
Fuerzas Armadas incapaces de proteger la frontera, cuyos agentes viendo a sus jefes hacer lo mismo, ven oportunidades de negocio en el tráfico de mercancías, indocumentados y quien sabe cuántas cosas más.
Claro, no son todos, aunque todos ganen un sueldito de miseria.
Quizás haya más generales que alistados, luce ser esa la tendencia, y el estatus vivencial de la oficialidad que no corresponde a sus ingresos.
Son distorsiones políticas que no se enfrentan. No conviene corregir.
Al cabo dan demasiadas oportunidades, que en estos países donde la Constitución y las leyes no tienen importancia, ni su violación sanciones, pero es mejor tenerlas por aquello de cuando los Hados Jueguen Rudo, sacarle pingües beneficios.
El turismo nos mantiene, consume los alimentos que aun producen pocos campesinos criollos, y la inmigración haitiana que ocupa los puestos abandonados. Ahí permanecen hasta que encuentran su camino a la construcción, el comercio, la venta ambulante y el pedir en esquinas. Siempre sustituidos.
Si aun comemos, se debe a esa masa de haitianos que corta caña, recolecta café, cacao, tomates, hortalizas y todo rubro agrícola, pues el motoconchismo, el chiripeo y la delincuencia aglutinan esa masa que no produce riqueza, pero sí demanda, pide, exige y asusta.
Si hoy se repitiera la nefasta acción genocida de Trujillo en el 1937, este país sería una Biafra envuelto en una hambruna descomunal.
Y si los más de 3,000 millones de dólares de los dominicanos ausentes no llegaran, nos tendríamos que iluminar con jachos, de los pocos pinos que aún nos quedan, y caminar, montar en burros, caballos, mulos y olvidarnos de celulares y computadoras.
Tendríamos que buscar el dinero donde fuese, aun cubriendo los grandes vicios de los que hoy reconocen su culpa, pero que hacen sentir culpables y califican a todos por sus faltas y su incapacidad de controlarse.
¿Qué hacer, cuándo empezar, qué esperanza nos traerán estas elecciones? ¿Seremos autosuficientes algún día?
luis@arthur.net
martes, mayo 13, 2008
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario