Por Ramón Alburquerque / El Caribe
La primera debilidad nacional es la factura petrolera, y en lugar de prever, el gobierno prefiere imitar el avestruz, enterrando la cabeza para no ver el peligro. Las facilidades de Petrocaribe actúan como trampa, cuando inducen a subestimar la crisis financiera, se olvida que difiere pagos cuyos montos aumentan cada día.
Confía mucho, en la permanencia de Hugo Chávez en el poder, ignorando que la ley del cambio domina la política.
Además, la noble Venezuela, es una nación pobre, con grandes segmentos poblacionales exigiendo mas ingresos, lo que supone, que su geopolítica podría variar bruscamente.
Petrocaribe genera una falsa ilusión. Las importaciones bajo su esquema acumulan deudas públicas por encima de 900 millones de dólares al año.
Este hecho reclama planes de inversiones en sectores productivos a fin de generar las riquezas que respondan a estas obligaciones.
La factura petrolera supera los seis mil millones de dólares anuales, el 40% de los ingresos nacionales de divisas.
No importa que se firmen vales o se echan fiados, habrá que pagar mas temprano que tarde.
Otro reto imperativo es la seguridad alimentaria. El campo dominicano reclama modernización, masiva inyección de tecnología, financiamiento y búsqueda de mercados potenciales.
La crisis alimentaria mundial hace rentable la producción agropecuaria nacional.
Las naciones ricas van eliminando subsidios, porque se han vuelto innecesarios, a causa de gran demanda de granos y grasas para la elaboración de etanol y bio-combustibles.
El incremento de consumo en China y la India, junto al disparo de la población mundial, que supera ya los 6500 millones de almas, determinan la vuelta al campo. República Dominicana no es potencia informática, ni metalmecánica, ni centro financiero regional, ni zona de libre comercio, ni potencia naval, ni de astilleros.
Además, tiene poco desarrollo industrial, minero, pesquero y maderero. En cambio, cuenta con basto potencial turístico, inmobiliario, informático, forestal, agropecuario y comercial.
El desarrollo agropecuario habrá de ser con tecnología avanzada, jamás se deberá descuidar este sector de condiciones singulares, porque sin dudas, la crisis alimentaria es real.
El incremento del ingreso de millones de consumidores multiplica el mercado geométricamente, a parte de que, este país dispone de envidiable geografía, de ideal radiación solar, abundante agua y conveniente relación territorio/población.
La agropecuaria y la industria alimenticia potenciarán el despegue, sólo falta unir ventajas comparativas y competitivas, con sólidas políticas oficiales.
Los gobernantes serán forzados a transitar por la eficiencia, dado que hasta hoy, han sido factor de atraso e inequidad. Comoquiera, el futuro del país es promisorio.
Ramón Alburquerque es presidente del PRD
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