jueves, mayo 22, 2008
Lecturas
Estos resultados polarizarán las posiciones entre el PLD y el PRD, que estará fortalecido luego de aparentemente haber superado las secuelas de su mal gobierno durante el período 2000 al 2004
Por Marisol Vicens Bello / El Caribe
El resultado de las pasadas elecciones presidenciales merece ser analizado más allá de los números fríos contenidos en el boletín final.
El Presidente Leonel Fernández, como habían anticipado todas las encuestadoras creíbles, logró ser reelecto para un 3er. mandato y los resultados demostraron lo que todos sabíamos, que el PRSC ya no es un partido mayoritario y que el bipartidismo es una realidad en nuestro escenario político.
El PLD no necesitó de una segunda vuelta gracias a los votos aportados por sus aliados, muchos de los cuales reflejan que hay mayor disgusto con el PLD como partido que con el Presidente Fernández, ya que probablemente muchas personas que votaron por esos partidos minoritarios lo hicieron porque querían votar por Fernández pero no por el PLD.
Esto se refleja igualmente en el crecimiento del PLD que fue escasamente de 65,091 votos.
El PRD logró aumentar su porcentaje de votos del 34% al 41% con un incremento de 467,749 votos respecto a las elecciones del 2004. De no haber contado el PLD con los votos de sus aliados, el resultado distribuido en el mapa electoral hubiera beneficiado al PRD que individualmente obtuvo mayoría en 17 provincias vs 14 individualmente conquistadas por el PLD.
Los votos del PRSC ya están prácticamente distribuidos entre el PLD y el PRD, y el poco menos del 5% obtenido amenaza su permanencia y hasta su sostenibilidad financiera, puesto que podría perder el derecho obtenido gracias al PRD en el 2005 a recibir igual porcentaje que éste y el PLD en la repartición del 80% de los recursos públicos.
Estos resultados polarizarán las posiciones entre el PLD y el PRD, que estará fortalecido luego de aparentemente haber superado las secuelas de su mal gobierno del 2000 al 2004.
Esto a la vez hará que los principales dirigentes del PLD entiendan que gran parte de la fuerza de su partido depende de su líder Leonel Fernández y por tanto se acentuarán las probabilidades de su repostulación.
Los partidos minoritarios que no presentan candidaturas se benefician del porcentaje de votos conquistados por sus aliados y en consecuencia seguirán jugando a apostar a apoyar al que mayor probabilidades de triunfo tenga, para poder recibir su ración de poder.
El clientelismo, el transfuguismo y el uso de los recursos del Estado lamentablemente seguirán existiendo, habiéndose demostrado nueva vez sus buenos resultados para los políticos, lo que a su vez podría provocar que la abstención siga aumentando.
Luego del derroche de recursos en una campaña estéril en la que los políticos ganaron posiciones y los ciudadanos perdimos oportunidades de inversión de esos fondos de manera productiva, arreciarán los esfuerzos por una nueva reforma constitucional que estará penosamente concentrada en la reelección, como históricamente ha sido el caso, como si el debate sobre su posibilidad o no constituyera el ser o no ser de los dominicanos.
Más que nunca necesitaremos de apertura de parte de las autoridades y capacidad de escuchar el sentir ciudadano.
Por eso es importante recordar que la posibilidad de tener elecciones separadas que mitiguen en algo el arrastre de los grandes líderes y ayuden a establecer sanos contrapesos es una conquista que debemos defender y preservar.
Marisol Vicens Bello es abogada
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