Autoridad vulnerable.
El desorden sigue imponiéndose en el país cada día más. Los médicos pero sobre todos los choferes son entes de agitación y hay que controlarlos para que no sigan vulnerando los derechos de los demás, con la excusa de validar los suyos.
Para esto, necesitamos un gobierno creíble, unas autoridades que respetemos, no esas que actúan políticamente contra una central porque no apoyó la reelección y se hacen de la vista gorda con la que si la apoyó y que hace lo mismo.
Ayer el General de Amet en el programa de Huchi y Nuria mintió. Aclaró que las concesiones de rutas las otorgan ellos, por lo que no podía ignorar lo que estaba hablando, y dijo que la del Tamarindo pertenecía a un Señor (que apoyó la reelección) y que Fenatrano (que no la apoyó), venía invadiéndola, cuando la verdad es que al este señor salirse de esa central se llevó una parte de la ruta, que ahora se halla dividida según el destino.
No se valen esas mentiras ni esos ajustes de cuentas, pues entonces tendremos caos por los “padres de la Patria” justificado por el actuar ilegal, violento e injusto de la supuesta autoridad, que gasea con pimienta a hombres esposados dentro de su patrulla, que más parecen y actúan como delincuentes y son justificados por su jefe, que habla como un trujillito “…atento a mi…. sin recibir línea de nadie”, lo que indica que está acostumbrado a recibirlas.
Hoy, los Amet andan en grupo como buitres asaltando. Libreta en mano no dirigen ni ayudan el tránsito, sino que a varios metros de las intersecciones ponen multas. Esto contrasta con las semanas pasadas que nada hacían, a nadie importunaban, estaban como de vacaciones.
Así tampoco se vale. De esa forma irresponsable no se maneja la autoridad. No son olas de mar caribe, unas veces tranquilas y otras embravecidas.
Por cierto, hoy 30 se cumplen 47 años en que a Trujillo le curaron su enfermedad de permanencia en el poder con un tratamiento a base de plomo.
Lo hicieron algunos patriotas dirigidos por viejos y destacados colaboradores que buscaban venganza. Todos murieron excepto dos, uno aún vive, y como coincidieron con los mejores intereses de la patria, se les llama héroes.
luis@arthur.net
sábado, mayo 31, 2008
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