Opinión/Clave DigitalUna propuesta que trasciende el terreno político
Milton Morrison define un conjunto de ideas que persiguen una renovación de la esperanza.Milton Morrison es un joven dominicano nacido en 1975, en Santo Domingo, egresado de
la Facultad de Ingeniería del Instituto Tecnológico de Intec. Posteriormente se especializó en
la Universidad de Florida, donde estudió Estrategis y Regulación de Mercados Eléctricos y obtuvo también una maestría en Planificación y desarrollo en la universidad de Bradford, Inglaterra.
Su libro plantea la necesidad profunda que experimentan amplios sectores de la juventud y de la sociedad dominicana de construir nuevos espacios de representación social, política y cultural que trasciendan el marco de lo que el sistema político actual, cuyas expresiones más completas son el PLD, el PRD y el PRSC, como parte de un modelo de sistema que sufre desde hace años una crisis de agotamiento.
La única manera de operar este cambio es, para Milton Morrison, una ruptura de la generación actual de jóvenes con ese modelo político, mediante el establecimiento de mecanismos de control y seguimiento de la gestión estatal que aseguren el cumplimiento de sus objetivos y aporten a un funcionamiento eficiente.
Este proceso de cambio parte de un capital social que se expresa en la formación de redes de participación que aseguren un protagonismo concreto de los jóvenes más representativos y comprometidos con las necesidades de sus respectivas comunidades. “Con la ruptura generacional aspiro a un proceso paulatino de cohesión que fortalezca el capital social acumulado en las comunidades y las diversas agrupaciones sociales. De manera tal que sustituyamos el concepto de gobierno centralizador y fuerte por uno de redes sociales incluyentes, participativo y generador de cambios”, dice en el capítulo dedicado al capital social
La ruptura que propone Morrison apunta, en definitiva a la superación de las viejas pautas de comportamiento y a dejar atrás los falsos valores en los que se sostiene el actual sistema político, basado en normas de conducta que parecen aceptadas por todos los grupos sociales, pero que constituyen la base de una realidad que agobia al país, y que pone un marco difícil de superar en la medida en que no se visualizan propuestas concretas de cambio.
Es necesario romper, de manera paulatina pero efectiva, con el conjunto de prácticas que alejan al individuo de sus responsabilidades, que convierten al estado en un ente ajeno a las necesidades básicas de los seres humanos y de las comunidades, una ruptura que sólo será posible si las nuevas generaciones se deciden a hacer el esfuerzo de “encauzar el destino del país sobre bases éticas, participativas y equitativas, orientadas por la definición de una poítica económica que tenga al ser humano como su centro”.
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