martes, mayo 20, 2008

Reelección y transfuguismo


La reelección ha sido fustigada por la debilidad institucional de nuestro Estado y Gobiernos, pero prohibir la reelección es una limitación grave a la democracia, es decir, al derecho que tienen los electores de escoger a un candidato


Por David Álvarez Martín / El Caribe


Dos de los tópicos recurrentes entre quienes se definen como liberales o progresistas en la pasada campaña fueron la reelección y el transfuguismo.

Comunicadores, propagandistas, políticos y hasta académicos denostaron de ambos fenómenos como si se trataran de patologías de la democracia.

Al igual que en otras ocasiones, en nuestra sociedad las palabras se toman y se usan sin meditar sobre su significado profundo, y como nuestro nivel educativo es tan bajo, muchos lo aceptan en función de quienes lo dicen.

La reelección ha sido fustigada por la debilidad institucional de nuestro Estado y Gobiernos, pero prohibirla es una limitación grave a la democracia.

No permitir la participación de un candidato por el hecho de haber ocupado o estar ocupando un cargo es atentar contra la democracia.

En el caso dominicano el debate se circunscribe al jefe del Poder Ejecutivo por los amplios poderes que le brinda el artículo 55 de nuestra Constitución.

Se limita la democracia en lugar de hacer las necesarias reformas constitucionales.

El transfuguismo como concepto es tomado de una concepción autoritaria de la sociedad que supone una suerte de imbecilidad de los ciudadanos y ciudadanas adscritos de por vida a una concepción ideológica o partidaria.

Es un arcaísmo de la Guerra Fría, donde las sociedades nacionales eran escindidas en dos grandes bandos con sus subdivisiones: derecha e izquierda.

Por tanto la acusación de transfuguismo es reaccionaria a nivel medular. La democracia contemporánea descansa en liderazgos y propuestas de gobierno, no en claustros ideológicos.

Razón no le faltaba al doctor Leonel Fernández al ponderar la falta de pensamiento articulado en la sociedad dominicana.

Por múltiples motivos pocos dedican tiempo a la reflexión y análisis de lo que acontece. Retroceder en las conquistas democráticas nunca puede ser la solución, por más dificultades que entrañe.

Debemos construir una democracia más institucionalizada y una economía de bienestar para la gran mayoría, no limitar los derechos de los ciudadanos.

Este tercer gobierno del PLD debe esforzarse en alcanzar mayores reformas sociales y políticas, a la vez que mantiene la estabilidad macroeconómica y promueve la distribución de la riqueza en base a la productividad.

Quienes realmente quieran aportar de manera progresista a la mejora de la sociedad dominicana deben hacerlo desde el compromiso con la ampliación de los derechos y no pregonando estulticiamente un eslogan de campaña.

David álvarez Martín es filósofo

No hay comentarios.: