El presidente Leonel Fernández ha colocado al PRD en la incómoda posición de asumir una línea de colaboración ante la crisis mundial de alimentos y los altos precios del petróleo o desde ya “ponerse en la acera de enfrente”
Por Osvaldo Santana / El Caribe
El presidente Leonel Fernández, con su llamado a la unidad, busca dar un paso hacia adelante para atenuar las tensas relaciones con el Partido Revolucionario Dominicano (PRD), pero difícilmente encuentre eco entre sus dirigentes, que están persuadidos de que su elección fue producto del uso masivo de recursos públicos en la campaña electoral pasada.
El llamado al PRD quizás sólo persiga cumplir con una formalidad, si se toma en cuenta la cultura histórica de esa organización y la práctica política criolla de apostar al desgaste de los gobernantes para obtener ganancia en medio de las grandes calamidades nacionales.
De todas formas, el presidente Fernández hizo su planteamiento con un énfasis muy marcado hacia el PRD: “Mi llamado a las fuerzas vivas incluye al PRD. Esperaría que ellos acepten el llamado”.
Aunque la secretaría general a cargo de Orlando Jorge Mera ha declarado que no ha recibido ninguna propuesta formal del Presidente, parece que el tema podría ser tocado en la próxima reunión del Presídium mañana martes.
La iniciativa podría ser una oportunidad para el PRD, porque lo colocaría en la disyuntiva de persistir en la política de oposición total, desde “la acera de enfrente” o en una línea de apertura, diálogo y reconocimiento del Gobierno. Y obviamente, muchísimos temas nacionales esperan del aunamiento de voluntades políticas.
Pero el PRD deberá decidir entre dos líneas. La de oposición total ya enarbolada por el ex candidato presidencial Miguel Vargas Maldonado, que descalifica al Gobierno, o la concertación. Jorge Mera afirmó que el PRD se identifica con las declaraciones de su ex candidato presidencial.
Vargas Maldonado dijo que el presidente Fernández quedó sin autoridad, porque compró las recientes elecciones con recursos del Estado y lo que le corresponde es gobernar y cumplir con sus ofertas electoreras acumuladas desde su primera administración.
Y en su artículo de ayer en El Nacional, Jorge Mera dijo que “el PLD tiene que asumir su responsabilidad y gobernar. El PRD estará en la acera de enfrente, encabezando la oposición política, consciente de su rol y de su compromiso, impulsando políticas que vayan en beneficio del bien común de todos los dominicanos…”
Si se acoge este discurso, probablemente el PRD rechazará la concertación con el Gobierno, pero afronta riesgos.
En el plano formal se unifica en torno a esa política y quizás postergue una discusión temprana sobre su futuro y la ya proclamada aspiración de Vargas Maldonado: “Nuestra voluntad y decisión de representar los intereses del pueblo dominicano son ahora más firmes que nunca… Mi compromiso de trabajar por el bienestar de las familias dominicanas, se mantiene”.
Con ese comportamiento, podría colocarse al margen de lo que podría ser la principal demanda del país: un acuerdo nacional, que entonces tendría otros protagonistas: las organizaciones sociales y económicas interesadas y el Gobierno, al margen de los partidos, en medio de la dramática realidad que viene con los crecientes precios del petróleo, el incremento global de los precios de los alimentos y la necesidad de impulsar la producción nativa para evitar el hambre y el deterioro de la vida de los dominicanos.
El prsc, sin una posición clara
El Partido Reformista Social Cristiano (PRSC), después de los desastrosos resultados electorales, no parece tener una dirección clara. Amable Aristy guarda un decoroso silencio, mientras el presidente, Quique Antún Batlle, persiste en encarar al Gobierno por los cargos de la compra de dirigentes reformistas y el uso abusivo de los recursos del Estado en la campana.
Frente a la propuesta de concertación del Gobierno, la condiciona a que el presidente Fernández haga un mea culpa de responsabilidad frente a la debacle reformista y que admita todas las acusaciones de la oposición sobre su “mal comportamiento” durante la campaña electoral.
Pero Víctor Gómez Casanova, el secretario general, se proyecta ahora moderado, y antes de que se conociera la iniciativa del Presidente Fernández, se adelantó en sugerir un “gran pacto por la gobernabilidad para encarar la crisis mundial”.
Pero al mismo tiempo, el reformismo tiene serias materias pendientes internamente, y sus dirigentes, sometidos a fuertes críticas, deberán decidir qué hacer para salir del atolladero en que se encuentra. De todas formas, son perceptibles las diferencias entre los discursos del secretario general y del Presidente respecto a la idea de concertación nacional.
lunes, mayo 26, 2008
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