jueves, mayo 22, 2008

Al día

El Nacional, Vespertino Dominicano

POR JUAN JOSÉ AYUSO
Los trujillistas –contemporáneos y tardíos- se vanaglorian de las excelencias de la tiranía en muchas actividades oficiales y privadas de la sociedad. Uno de ellos, no hace tanto, citaba a la educación durante la “era” como ejemplo para el país y el continente.

El periodista e investiytales y periodistas que participaron en esa aberración de la comunicación social dicen tener a más su participación en esa actividad pero que nunca la anotan en sus “currícula”.

Entonces, ¿están orgullosos o están avergonzados de haber participado en un medio de comunicación que dirigía el coronel Johnny Abbes García, jefe del Servicio de Inteligencia Militar y que por su naturaleza y fines los convertía en agentes y espías o “calieses” de la tiranía?

El libro de Collado (318 páginas, Editora Collado, abril de este año), es el resultado de una investigación mediante la cual el periodista, con documentos, entrevistas y conclusiones personales, busca demostrar lo siguiente:

-que Radio Caribe fue creación “ad-hoc” para la defensa internacional y nacional de la tiranía;

-que el director del medio lo fue el coronel Abbes García, la principal figura del espionaje, la tortura, la represión y el asesinato políticos del régimen:

-que los intelectuales, periodistas y políticos que fueron ejecutivos y miembros del personal de la estación lo hicieron concientes de su naturaleza y objetivos, como de la jefatura de Abbes García;

-que tan pronto fue ajusticiado el tirano, contrario a lo que ocurriría con “La Voz Dominicana” aunque con otro nombre, Radio Caribe no pudo sobrevivir como organismo, dado el desprestigio y la mala voluntad que su operación provocó en la sociedad.

Tras el ajusticiamiento del tirano, la mayoría de los ejecutivos y del personal de la estación huyó al extranjero, en prevención de un castigo a los que se sabían más que acreedores.

Muchos de esos intelectuales, periodistas y técnicos lograron regresar al país por arreglos y acuerdos con el gobierno del Consejo de Estado, aunque mantuvieron el más bajo perfil que pudieron, lo que evitaba que se les reconociera y señalara como agentes del Servicio de Inteligencia Militar del tirano Trujillo y Abbes García.

El neotrujillismo de Joaquín Balaguer, que al amparo de los norteamericanos volvió al poder en 1966, propició que muchos de esos intelectuales y periodistas sacaran la cabeza, desarrollaran con normalidad el ejercicio de sus oficios, ocuparan posiciones de importancia en medios y en el gobierno y, aunque por vergüenza y miedo no colocaran en sus “curricula” su pertenencia a Radio Caribe, hablaran con elogios de lo que en realidad fue una experiencia aberrada y aberrante de la comunicación social como medio de defensa internacional y nacional de la tiranía y como agencia de espionaje y delación.

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