BONAPARTE GAUTREAUX PIÑEYRO
El más reciente engaño de este gobierno lo hace el secretario de Estado de Obras Públicas. Este es un gobierno de allantosos, de mentirosos, de engañadores que se engañaron a sí cuando pensaron que podía engañar a todo el mundo todo el tiempo. Y no es así.
De pronto, como si esta administración hubiera tomado el poder el mes pasado, o dos meses atrás, tanto el Presidente de la República como sus principales colaboradores, se dan cuenta de que el país tiene necesidades dentro de las que no se incluye la construcción de obras de relumbrón.
Hay que ver qué señales dio este gobierno cuando asumió el poder.
La primera fue castigar la inversión privada en la agricultura, acción que comenzó cuando se llenaron la boca de porquerías para demonizar el sistema de producción agrícola de invernaderos.
Es como si desconocieran cómo se multiplica la cosecha, el tamaño, la calidad y la productividad de cualquier tipo de cultivo.
Incluso el gobierno sometió a la justicia a un número de empresarios agrícolas que negociaron con las autoridades pasadas para adquirir y explotar los invernaderos, los cuales no sólo son exitosos desde el punto de vista económico, que pagan sus obligaciones con bancos y obtienen ganancias, sino que también dejan el beneficio del efecto demostración que no tiene precio. Todo eso no fue más que un lamentable plan politiquero para perseguir, para dañar iniciativas del gobierno de Hipólito Mejía.
Han dejado en el olvido el centro de acopio de productos agrícolas y pecuarios mediante un mercado gigantesco ubicado al lado de la autopista Duarte.
Esa es otra demostración de desconocimiento de la continuidad del Estado y una política de atraso y retraso para la higiene, la calidad, los precios de los productos agropecuarios. Aunque parece que ese proyecto está olvidado pienso que no, que sólo hiberna a la espera de que el próximo gobierno del Partido Revolucionario Dominicano vuelva a ocuparse de la mejoría de la calidad, higiene y precios de los productos de la canasta familiar, para que el pueblo coma. La producción de los invernaderos puede y debe ser una solución a las necesidades de más y mejores alimentos y, en corto plazo, se debe convertir en una solución a los vaivenes propios del tiempo y la falta de conocimientos científicos elementales para la producción, que se adquieren con un invernadero.
Ahora se le ocurre al Secretario de Obras Públicas decir que no reclamen asfaltado para las calles, porque el gobierno tiene un programa para hacerlo. ¡Caradura!
Ahora, a bocajarro de las elecciones se acuerdan que hay que reparar y construir calles, suministrar electricidad, agua, educación, medicinas a precios justos.
No sigo la enumeración. Todos los días recuerdan lo que debieron hacer y no hicieron, pese a la borrachera de dinero que le dejaron tres reformas fiscales.
Este es un gobierno de granujas y caraduras.
¡Salgamos de ellos!
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