martes, febrero 05, 2008

Pulsaciones


El Nacional, Vespertino Dominicano

POR RADHAMÉS GÓMEZ PEPÍN
Al fin llegamos a lo que en Estados Unidos llaman el "supermartes", que no es otra cosa que el día en que se elige la mayor parte de los delegados a las convenciones de los partidos Republicano y Demócrata, para escoger los candidatos respectivos a la Presidencia en las elecciones del 4 de noviembre.

En esas convenciones no hay sorpresas de último minuto y tal vez ni compras de conciencia, por lo que los ganadores se pueden conocer antes de celebrarlas con sólo contar el número de delegados de cada quien.

Todo indica que del lado Republicano se alzará con la mayoría de delegados el senador John McCain quien, en sentido general, ofrece lo mismo que George W. Bush, el desgastado Presidente estadounidense.

Entre los demócratas la ex primera dama Hillary Clinton lleva una leve ventaja -47 a 43%- al senador negro Barack Obama, pero esa diferencia podría aumentar a medida que se acerque la hora cero.

Una vez dije que deseaba el triunfo de Obama y mis simpatías no han cambiado. Pero no olvido que la población de Estados Unidos es blanca en un 80% y, de ese porcentaje, un buen número es declaradamente racista.

Por eso, aunque deseo el triunfo de Obama, el asunto no es de simpatías ni nada parecido, sino de realidades y, por el medio en que le ha correspondido desarrollarse, Obama va en amplia desventaja. Deseo equivocarme.

Además, su derrota alejaría sensiblemente las posibilidades de que una bala asesina lo saque de este mundo, como ya ha sucedido con otros negros sobresalientes y hasta con Presidentes de la gran democracia del Norte, como hay quienes llaman a Estados Unidos.

He escuchado por ahí los deseos de algunos bienintencionados que esperan que, si gana la candidatura presidencial, la señora Clinton seleccione a Obama como su compañero de boleta, a fin de beneficiarse con su caudal de votos.

Esto suena muy bonito, pero me sorprendería si las cosas suceden de esa manera.

No olvidemos, antes que nada, que la señora Clinton es parte del sistema que rige en Estados Unidos, con el que ella no puede romper de la noche a la mañana. Y ese sistema, aunque duela decirlo, detesta a los negros con cierto grado de poder.

¿Y Collin Power? ¿Y Condoleezza?, preguntarán por ahí. Simples desadaptados muchachos de mandados, con poderes muy limitados y sólo para ejercerlos a manera de papel de copia.

La señora Clinton podrá tener las mejores intenciones del mundo, pero está atada, de manera troncal, a lo ya establecido, que sólo permite innovaciones, no cambios. Son cosas diferentes.

Los cambios en Estados Unidos podrían comenzar si llegan con Obama o con quien piense y actúe como él, algo que desdichadamente no parece que esté al doblar la esquina y tendrá que esperar quién sabe cuánto tiempo.

Buena suerte para todos. ¿O sálvese quien pueda?

rgomez@elnacional.com.do

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