Por David R. Lorenzo -CDP, Rep.Dom.-
El deseo por el que muchos lucharon, se sacrificaron y se expusieron por tener un Colegio de Periodistas viable, respetado y que garantice la profesionalidad, se desvanece y parece distante en el tiempo.
Esto se debe, al desinterés de muchas directivas por continuar esa lucha, la ignorancia de directivos de lo que es un Colegio profesional, la violación sistemática de la antigua Ley 148 y la actual, la 10-91, en lo que respecta al ingreso de todo tipo de persona por el sólo hecho de trabajar o haber trabajado en un medio de comunicación, aunque sea iletrado, y la falta de reclamo de la mayor parte de sus miembros.
A esto se le añade la agravante, de que en muchos casos, lo que impera en esa asociación como conducta es el acefalismo, el taurismo y la personificación, en lugar de la diafanidad y el respeto a la Ley y a sus miembros. Decenas han sido ingresadas sin ni siquiera ser bachilleres, pero se aceptan para que voten.
Durante el Primer Congreso de la Prensa celebrado el 21 y 22 de febrero del 1970 en el recinto de la Universidad Autónoma de Santo Domingo, por el antiguo Sindicato Nacional de Periodistas Profesionales (SNPP), hoy el destartalado y poco servible Sindicato Nacional de Trabajadores de la Prensa (SNTP) se aprobó la creación de una comisión para la redacción de un proyecto de ley sobre colegiación periodística, anhelo que se había materializado en otros países, como Venezuela y Costa Rica.
Ese propósito llevó una larga lucha, que dividió a la sociedad dominicana, incluso, a los diarios, debido a que unos apoyaron la Ley de Colegiación, como El Sol, La Noticia y El Nuevo Diario, los dos primeros desaparecidos, y otros que se opusieron, encabezado por El Caribe, e integrado además, por el Listín Diario, Ultima Hora, Hoy, El Nacional y La Información.
Luego de intensos debates, la Comisión de Colegiación del SNPP y la opositora Sociedad Dominicana de Diarios (SDD), llegaron a un entendimiento para viabilizar el proyecto de Colegiación en el congreso. El proyecto original fue modificado, teniendo el SNPP que flexibilizar considerablemente su posición.
Finalmente, durante la directiva del SNPP, cuyo secretario general fue Clodomiro Moquete, el 23 de junio del 1983 el Congreso convirtió en Ley el proyecto, el cual fue promulgado por el Presidente Salvador Jorge Blanco, el 30 de junio del mismo año, con el número 148. Pero en el Senado al proyecto consensuado se le hicieron modificaciones, principalmente al agregarle un artículo que establecía que para ejercer el periodismo en la República Dominicana, se debía registrar el título universitario en el CDP
Ese artículo le fue leído desde Santo Domingo al propietario y director del Caribe, Germán Emilio Ornes Coiscou, hoy fallecido, quien se encontraba en México, participando en una asamblea de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP).
La respuesta de Ornes de inmediato fue que la insertación del artículo equivalía a establecer la obligatoriedad de pertenecer al CDP, y eso no correspondía a lo que se había consensuado, por lo que no debía ser aceptado bajo ninguna circunstancia, por ser un aspecto de principios para el sector que representaba.
Eso motivó otra lucha, que culminó cuando en un hecho insólito y sin precedentes, los directores y propietarios de los diarios opositores a la Ley de Colegiación, se presentaron el 28 de marzo del 1984 ante la Primera Cámara Penal del Distrito Nacional para que sean juzgados por auto incriminarse por violar la Ley 148.
Los que se presentaron al tribunal para que se les juzgue por violar la Ley 148, fueron Rogelio Pellerano, por el Listín Diario; Manuel E. Pellerano, por el Ultima Hora; José Luís Corripio Estrada, por el Hoy y el Nacional; Ornes Coiscou, por El Caribe y J. Enrique Franco, por La Información
El juez, Dr. Norman Cornelio, como era lógico declaró irrecivible la auto incriminación, por no tener fundamentos jurídicos, y consideró que por ese motivo no se debía estatuir sobre el fondo, pero los propietarios y ejecutivos de los diarios apelaron esa sentencia. La corte de Apelación conoció el caso, pero en un fallo extraño, el 14 de marzo del 1988 confirmó la sentencia del juez de primer grado, pero declaró inconstitucional al CDP, por supuestamente haber sido aprobada la Ley 148 en tres legislaturas consecutivas y no en dos, como establece la Constitución de la República.
La procuradora de la Corte de Apelación, Dra. Gisela Cueto apeló la sentencia, pero el 1 de septiembre del 1989, La Suprema Corte de Justicia declaró “Nula”, la Ley 148, enterrando así la primera aspiración de los periodistas por tener un Colegio.
En el numeral 3 del dispositivo de la sentencia, la Suprema Corte estableció: “declara la nulidad de la ley 148 del 30 de junio de 1983, que crea el Colegio Dominicano de Periodistas por haber sido dictada en violación a disposiciones de los artículos 3,4,8, incisos 6,55, incisos 3,100,102,110 y 113, de la Constitución de la República.
Pese a la decisión de la Suprema Corte, el CDP, aunque convaleciente y languideciente, continuó operando. En el 1991, siendo Rafael Méndez presidente del gremio, que yacía en el catafalco, hubo un contacto con los opositores propietarios y directores de diarios, encabezado por el director y dueño del Listín Diario, el también desaparecido Rogelio Pellerano, contactos en el que tuvo una activa participación el presidente del Grupo Popular, Alejandro Grullón.
Esos encuentros culminaron en abril del 1991, con un acuerdo para aprobar un nuevo Colegio de Periodistas, pero con más limitaciones que el anterior, como por ejemplo, la profesionalización.
El 24 de abril el Congreso convirtió en Ley el proyecto, y el Presidente Joaquín Balaguer lo promulgó, el 7 de mayo. Con el número 10-91 La renuncia de esos aspectos, provocó una división importante dentro del CDP, debido a que protagonistas de la Colegiación y otros dirigentes entendieron que la aprobación de la legislación era una traición a los principios por lo que habían luchado, por lo que formaron el 29 de junio del mismo año, la Asociación de Periodistas Profesionales (APP), hoy casi en extinción.
Méndez defendió la nueva Ley, diciendo que había que dar un paso, para tener un Colegio posible, para en el futuro, tener uno ideal.
En la directiva de Oscar López Reyes, el CDP sometió un nuevo proyecto para modificar la ley 10-91, pero perimió en el Congreso. Por el momento son escasos los que se interesan por el tema. La mayoría de los dirigentes no se han leído la Ley, ni los reglamentos, ni saben lo que es un Colegio.
A casi 25 años del primer CDP, la profesión del periodismo es la más vulnerable, debido a que cualquiera es periodista, cualquiera es comunicador, cualquiera trabaja en un medio de comunicación, cualquiera es director de un medio de comunicación, cualquiera dirige una escuela universitaria de periodismo, cualquiera es miembro de esa agrupación y cualquiera puede dirigir al CDP.
Aunque muchos periodistas se quejan de esa vulnerabilidad y ven como son desplazados por estudiantes y personas ajenas a la profesión, al parecer lograr un verdadero Colegio de Periodistas es un sueño olvidado, que se ha estado esfumado con el tiempo.
El deseo por el que muchos lucharon, se sacrificaron y se expusieron por tener un Colegio de Periodistas viable, respetado y que garantice la profesionalidad, se desvanece y parece distante en el tiempo.
Esto se debe, al desinterés de muchas directivas por continuar esa lucha, la ignorancia de directivos de lo que es un Colegio profesional, la violación sistemática de la antigua Ley 148 y la actual, la 10-91, en lo que respecta al ingreso de todo tipo de persona por el sólo hecho de trabajar o haber trabajado en un medio de comunicación, aunque sea iletrado, y la falta de reclamo de la mayor parte de sus miembros.
A esto se le añade la agravante, de que en muchos casos, lo que impera en esa asociación como conducta es el acefalismo, el taurismo y la personificación, en lugar de la diafanidad y el respeto a la Ley y a sus miembros. Decenas han sido ingresadas sin ni siquiera ser bachilleres, pero se aceptan para que voten.
Durante el Primer Congreso de la Prensa celebrado el 21 y 22 de febrero del 1970 en el recinto de la Universidad Autónoma de Santo Domingo, por el antiguo Sindicato Nacional de Periodistas Profesionales (SNPP), hoy el destartalado y poco servible Sindicato Nacional de Trabajadores de la Prensa (SNTP) se aprobó la creación de una comisión para la redacción de un proyecto de ley sobre colegiación periodística, anhelo que se había materializado en otros países, como Venezuela y Costa Rica.
Ese propósito llevó una larga lucha, que dividió a la sociedad dominicana, incluso, a los diarios, debido a que unos apoyaron la Ley de Colegiación, como El Sol, La Noticia y El Nuevo Diario, los dos primeros desaparecidos, y otros que se opusieron, encabezado por El Caribe, e integrado además, por el Listín Diario, Ultima Hora, Hoy, El Nacional y La Información.
Luego de intensos debates, la Comisión de Colegiación del SNPP y la opositora Sociedad Dominicana de Diarios (SDD), llegaron a un entendimiento para viabilizar el proyecto de Colegiación en el congreso. El proyecto original fue modificado, teniendo el SNPP que flexibilizar considerablemente su posición.
Finalmente, durante la directiva del SNPP, cuyo secretario general fue Clodomiro Moquete, el 23 de junio del 1983 el Congreso convirtió en Ley el proyecto, el cual fue promulgado por el Presidente Salvador Jorge Blanco, el 30 de junio del mismo año, con el número 148. Pero en el Senado al proyecto consensuado se le hicieron modificaciones, principalmente al agregarle un artículo que establecía que para ejercer el periodismo en la República Dominicana, se debía registrar el título universitario en el CDP
Ese artículo le fue leído desde Santo Domingo al propietario y director del Caribe, Germán Emilio Ornes Coiscou, hoy fallecido, quien se encontraba en México, participando en una asamblea de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP).
La respuesta de Ornes de inmediato fue que la insertación del artículo equivalía a establecer la obligatoriedad de pertenecer al CDP, y eso no correspondía a lo que se había consensuado, por lo que no debía ser aceptado bajo ninguna circunstancia, por ser un aspecto de principios para el sector que representaba.
Eso motivó otra lucha, que culminó cuando en un hecho insólito y sin precedentes, los directores y propietarios de los diarios opositores a la Ley de Colegiación, se presentaron el 28 de marzo del 1984 ante la Primera Cámara Penal del Distrito Nacional para que sean juzgados por auto incriminarse por violar la Ley 148.
Los que se presentaron al tribunal para que se les juzgue por violar la Ley 148, fueron Rogelio Pellerano, por el Listín Diario; Manuel E. Pellerano, por el Ultima Hora; José Luís Corripio Estrada, por el Hoy y el Nacional; Ornes Coiscou, por El Caribe y J. Enrique Franco, por La Información
El juez, Dr. Norman Cornelio, como era lógico declaró irrecivible la auto incriminación, por no tener fundamentos jurídicos, y consideró que por ese motivo no se debía estatuir sobre el fondo, pero los propietarios y ejecutivos de los diarios apelaron esa sentencia. La corte de Apelación conoció el caso, pero en un fallo extraño, el 14 de marzo del 1988 confirmó la sentencia del juez de primer grado, pero declaró inconstitucional al CDP, por supuestamente haber sido aprobada la Ley 148 en tres legislaturas consecutivas y no en dos, como establece la Constitución de la República.
La procuradora de la Corte de Apelación, Dra. Gisela Cueto apeló la sentencia, pero el 1 de septiembre del 1989, La Suprema Corte de Justicia declaró “Nula”, la Ley 148, enterrando así la primera aspiración de los periodistas por tener un Colegio.
En el numeral 3 del dispositivo de la sentencia, la Suprema Corte estableció: “declara la nulidad de la ley 148 del 30 de junio de 1983, que crea el Colegio Dominicano de Periodistas por haber sido dictada en violación a disposiciones de los artículos 3,4,8, incisos 6,55, incisos 3,100,102,110 y 113, de la Constitución de la República.
Pese a la decisión de la Suprema Corte, el CDP, aunque convaleciente y languideciente, continuó operando. En el 1991, siendo Rafael Méndez presidente del gremio, que yacía en el catafalco, hubo un contacto con los opositores propietarios y directores de diarios, encabezado por el director y dueño del Listín Diario, el también desaparecido Rogelio Pellerano, contactos en el que tuvo una activa participación el presidente del Grupo Popular, Alejandro Grullón.
Esos encuentros culminaron en abril del 1991, con un acuerdo para aprobar un nuevo Colegio de Periodistas, pero con más limitaciones que el anterior, como por ejemplo, la profesionalización.
El 24 de abril el Congreso convirtió en Ley el proyecto, y el Presidente Joaquín Balaguer lo promulgó, el 7 de mayo. Con el número 10-91 La renuncia de esos aspectos, provocó una división importante dentro del CDP, debido a que protagonistas de la Colegiación y otros dirigentes entendieron que la aprobación de la legislación era una traición a los principios por lo que habían luchado, por lo que formaron el 29 de junio del mismo año, la Asociación de Periodistas Profesionales (APP), hoy casi en extinción.
Méndez defendió la nueva Ley, diciendo que había que dar un paso, para tener un Colegio posible, para en el futuro, tener uno ideal.
En la directiva de Oscar López Reyes, el CDP sometió un nuevo proyecto para modificar la ley 10-91, pero perimió en el Congreso. Por el momento son escasos los que se interesan por el tema. La mayoría de los dirigentes no se han leído la Ley, ni los reglamentos, ni saben lo que es un Colegio.
A casi 25 años del primer CDP, la profesión del periodismo es la más vulnerable, debido a que cualquiera es periodista, cualquiera es comunicador, cualquiera trabaja en un medio de comunicación, cualquiera es director de un medio de comunicación, cualquiera dirige una escuela universitaria de periodismo, cualquiera es miembro de esa agrupación y cualquiera puede dirigir al CDP.
Aunque muchos periodistas se quejan de esa vulnerabilidad y ven como son desplazados por estudiantes y personas ajenas a la profesión, al parecer lograr un verdadero Colegio de Periodistas es un sueño olvidado, que se ha estado esfumado con el tiempo.
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