Reportado por Modesto Reynoso
Subsecretario de Relaciones Internacionales del PRD
Por Juan Taveras Hernández
El autor es periodista
Antes de abandonar el Palacio Nacional, el presidente Hipólito Mejía dejó sobre el escritorio la solicitud de incorporación legal del Instituto de Formación Política José Francisco Peña Gómez, para que el nuevo presidente firmara el decreto.
Pasaron los meses y no se produjo el decreto que legalizaba el Instituto Peña Gómez.
Por diversos canales le solicitaron al nuevo mandatario que firmara el decreto, pero se negó aduciendo que ya existía la Fundación Peña Gómez, presidida por José Frank Peña Guaba, el hijo del extinto líder del PRD. No hubo forma de obtener el decreto, a pesar de tratarse de dos entidades distintas.
El dirigente del PRD, doctor Darío de Jesús , tenía un instituto o fundación que hacía trabajos comunitarios de educación y de formación tecnológica y política que puso a disposición del ex presidente Hipólito Mejía.
Se decidió utilizar la entidad que dirigía Darío de Jesús , para lo cual no era necesario el decreto.
Se le cambió el nombre y la naturaleza. Así nace el Instituto de Formación Política José Francisco Peña Gómez, que preside Hipólito Mejía junto con doña Peggy Cabral , Ana María Acevedo , Pastora Méndez, Jaime Aristy Escuder , Miguel Vargas, entre otros.
Al presidente Mejía le había “sobrado un dinerito” de la campaña electoral del año 2004 que se utilizaría en una virtual segunda vuelta.
No hubo segunda vuelta. ¿Qué hacer? ¿Depositarlo en su cuenta personal? El que conoce al ex presidente Mejía sabe que es incapaz de una acción semejante. Decidió tomarlo para crear el Instituto de Formación Política José Francisco Peña Gómez. Debo decir que ese dinero hace tiempo que se agotó y para mantener la entidad abierta ha sido necesario recurrir a la ayuda de amigos empresarios dominicanos y de algunos aliados internacionales.
Hipólito Mejía no quiso utilizar su condición de presidente de la República para formar el Instituto Peña Gómez.
Cuando alguien le recordaba que su antecesor creó la Fundación Global mucho antes de abandonar el cargo, decía que no actuaría igual, que no era correcto valerse de su cargo para obtener recursos a favor de una institución privada, no importa su rol o naturaleza. Hipólito pensaba que no era ético.
Y no hizo el Instituto Peña Gómez, pero mucho menos permitió que ningún funcionario pasara el sombrero entre empresarios y contratistas de obras del Estado para recaudar dinero...
¿Se atreve un empresario o contratista de obras del Estado a negarse a “contribuir” con el Presidente de la República?
Al presidente Mejía le parecía inmoral. Por eso no se valió de su condición de jefe de Estado.
Por eso tampoco, en su condición de presidente de la República, firmó acuerdos de colaboración en materia de cultura o educación con entidades internacionales para favorecer a un proyecto personal.
Es por esa razón que el Instituto de Formación Política José Francisco Peña Gómez no es una entidad poderosa, ni millonaria; es por eso que no tiene un edificio de lujo que contrasta con la miseria de este pueblo; es por eso que cuando grandes personalidades internacionales visitan la sede del Instituto, en la avenida Bolívar frente a la Universidad Católica de Santo Domingo, no se asombran de su fastuosidad.
El Instituto Peña Gómez no fue ideado para competir con otra fundación o instituto.
Sin embargo, se han hecho muchas cosas a favor del pueblo dominicano, sin publicidad, sin mucha bulla... Charlas, conferencias, cursos de post grado, seminarios y talleres; concursos literarios, etc.
Se desarrolla un plan de becas tanto en el país como en el extranjero...
Los objetivos del Instituto de Formación Política José Francisco Peña Gómez están muy bien definidos. Busca formar a los hombres y mujeres que tendrán en sus manos la dirección del país.
Peña Gómez no tuvo nunca ambiciones materiales; no buscaba riquezas ni prebendas. Sólo quería servirle a su país, a la gente de abajo, a los pobres. Primero la Gente, decía.
Y eso es justamente lo que pretende continuar haciendo el Instituto que lleva su nombre.
Para continuar desarrollando sus programas, el Instituto Peña Gómez le envió una carta al funcionario correspondiente para solicitar, en virtud de la ley, una asignación del Presupuesto Nacional, la cual fue aprobada por el Congreso. Ese dinero será utilizado de manera transparente. Un informe detallado explicará el destino dado a ese dinero.
La historia pudo ser otra. El Instituto de Formación Política José Francisco Peña Gómez pudo ser grande y poderoso, con cientos de millones de pesos y de dólares depositados a plazo fijo aquí y en el extranjero, con una sede más grande que la del Banco Central. Pero Hipólito Mejía no quiso valerse de su condición de Presidente de la República.
jueves, febrero 21, 2008
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