jueves, febrero 21, 2008

Pulsaciones

El Nacional, Vespertino Dominicano

POR RADHAMÉS GÓMEZ PEPÍN
En cualquier tiempo que sea, y mucho más si es electoral, hay que tener sumo cuidado a la hora de implicar a guardias o policías en asuntos políticos.

Mucho ha llovido desde los tiempos en que el balaguerismo desbordado no tenía rubor alguno en colocar banderines colorados en la punta de fusiles o de rodear estos con imágenes impresas del doctor Balaguer.

El Gobierno de don Antonio Guzmán erradicó desde su inicio esa práctica en las raíces principales y, desde entonces, si algún guardia o policía quiere actuar en política lo hace con gran disimulo, aunque a veces no tanto.

Y como esto es así, sorprenden las acusaciones contra dos oficiales de la Dirección Nacional de Investigaciones (DNI) y contra el mismo jefe de la Policía.

En el primer caso se desmintió que estuviera en marcha una investigación a los dos oficiales y, en el segundo, la sorpresa viene de que la acusación partiera de un político tan aparentemente cauteloso como Amable Aristy Castro, el candidato del reformismo.

Cierto que antes lo había dicho el director de campaña de Aristy Castro, pero ayer lo hizo él mismo, lo que confiere cierta gravedad al asunto.

Lo deseable es que Aristy Castro, o quien sea, presente las pruebas necesarias para dar crédito a su denuncia.

En forma alguna pueden pasarse por alto las responsabilidades de un jefe policial, quien no puede permitirse el lujo de dejar de hablar con éste o aquél personaje, por la bandería política que sustente.

Al jefe de la Policía se le reconoce como una persona sumamente comunicativa y, en ocasiones, hasta muy conversadora. Esto, desde luego, puede prestarse a equivocaciones.

Y no es una defensa al mayor general Rafael Guillermo Guzmán Fermín, sino el deseo de que no le hagan injustamente la vida imposible ahora ni, mucho menos, cuando ya no ocupe el cargo que tiene y que es cuando podría recibir las mayores embestidas, como ha sucedido contra otros oficiales de su misma rama y militares.

Vamos a presentar las pruebas y, si estas son auténticas, entonces cualquier acción debe canalizarse por las vías correspondientes, sin necesidad de escandalizar ni de amagar para no dar.

Pero no sólo en el caso de Guzmán Fermín, sino en el de cualquier otro, porque es muy probable que haya quienes no estén haciendo las cosas como debe ser.

Todavía, sin embargo, no he llegado al extremo de zoquetería tan avanzado como para negar a rajatablas que haya policías y guardias en menesteres políticos, a favor o en contra del Gobierno. Y no habría nada de nuevo.

Lo que no tengo son las pruebas para asegurarlo. Y, sinceramente, no quisiera tenerlas nunca. Pero no sé por qué.

rgomez@elnacional.com.do

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