REYNALDO R. ESPINAL.
A raíz del delirio reeleccionista del Candidato Presidente Leonel Fernández, vuelve uno a viejas andadas intelectuales; se trata en este caso de auscultar tras el aparente sofisma de quien hace tiempo de presentó como abanderado de "un nuevo camino", las más rancias y manidas argumentaciones de nuestra vida institucional y política.
¿Traición de nuestro inconsciente colectivo? ¿Ramalazos del subconsciente, fidedigno espejo en que se anidan las ansias más profundas y reprimidas del ser humano?.
Es el caso que ante cualquier escenario en que le corresponde defender sus apetencias reeleccionistas el Candidato Presidente no cesa de proclamar el sofisma de que encarna "la salvación nacional", de que el País " Sólo está bien con él ". El es el imprescindible.
Quien conozca medianamente nuestra historia, advertirá en seguida la obsolescencia caudillezca de este discurso, la herrumbre discursiva de la montonera, el remedo de una época desoladora y fatídica. ¿Existe alguna diferencia de fondo entre este lenguaje mesiánico y providencial y aquel slogan de los Horacistas que rezaba "Horacio o que entre el mar", o el que expresaba que el viejo caudillo era " La Virgen De Altagracia con Barba De Chivo"? Las trapisondas discursivas del reeleccionimo aunque presentadas con mayor aparatosidad mediática nos remontan a una era oprobiosa gobernada por el endiosamiento unipersonal. ¿Cómo no ver, pues, en él, la pervivencia del "hombre necesario", del "ilustre caudillo"?
No ha de minimizarse, empero, el potencial trastornador de este discurso arrogante, autosuficiente y megalómano. Y ello así por que sus valedores no parecen estar dispuestos a escatimar esfuerzos.
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