martes, febrero 05, 2008

Al día

El Nacional, Vespertino Dominicano

POR JUAN JOSE AYUSO
La formidable maquinaria mediática del presidente y candidato y del Partido de la Liberación busca condicionar a la opinión pública en el sentido de aceptar de antemano su triunfo en las elecciones.

Esa maquinaria está integrada por un equipo de comunicación compuesto por varias agencias de publicidad, más de mil periodistas y “comunicadores” y un “alto sanedrín” que se reune por semana en Palacio para “ver la realidad” y “bajar las líneas”.

De ahí que los principales voceros del presidente y candidato declaren sin rubor y a cada rato que “ya ganamos”, con cerca de un sesenta porciento y hasta un setenta de los votos de mayo próximo.

Periodistas y “comunicadores” del “clan”, en sus medios o en los medios donde trabajan, formulan o infiltran cada día informaciones con el mismo sesgo de esas declaraciones.

En algún momento de este presente, o más adelante, se determinará en qué medida este intento sistemático por condicionar a la opinión pública surte efectos en las encuestas, cuyas respuestas hay que buscarlas en los diversos sectores socioeconómicos.

Para el presidente y candidato y el PLD, la campaña de condicionamiento puede tener desde ya un efecto de triunfalismo que, de un lado, detiene esfuerzos de verdadera campaña y, del otro, da por sentado que se quedan en el poder y en los puestos para seguir con lo que han hecho o no han hecho hasta hoy.

En el 2004, cuando más por el fenómeno de impopularidad del gobierno de Hipólito Mejía que por méritos propios llegó al poder, el hoy presidente y candidato encaramó a la misma gente a la que favoreció con puestos del gabinete y otras altas posiciones en su primer mandato 1996-2000.

Equipo que, por supuesto y en el supuesto de que ganara las elecciones de mayo, seguirá en el usufructo del poder y sus riquezas, “tan campante como Johnnie Walter” y dedicado sus miembros a completar una tercera fase de su proceso de acumulación originaria de capital.

El triunfalismo que trae como efecto secundario en sus dirigentes la formidable campaña mediática de condicionamiento que implantan el presidente y candidato y el PLD representa un sesgo que pudiera ser peligroso para la democracia.

Convencidos ellos mismos de su triunfo, sin necesidad de esperar a mayo, ¿cuál serían su actitud y su conducta en caso de que las elecciones no los favorecieran?

Si en el 2000, con apenas un 24 porciento del voto en las elecciones el PLD trató de armar un “rebú” que le discutiera y arrebatara el triunfo a HipólitoMejía, ¿qué no intentaría ahora y de alcanzar un porcentaje mayor?


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