Por Miguel Guerrero / El Caribe
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La exclusión del Listín Diario del expediente relacionado con la quiebra fraudulenta del Baninter muestra la mano oculta del gobierno.
Se sabe de primera mano que a mitad del juicio, del Palacio Nacional se envió dos veces un mensajero al Banco Central para sugerir un arreglo y que ante tal insistencia el gobernador llegó incluso a poner su cargo a disposición del Ejecutivo.
La composición misma de la defensa del principal acusado denotó siempre un alto nivel de complacencia oficial. Y las frecuentes afirmaciones de funcionarios del área económica, incluso del propio jefe del Estado, negando la existencia de un fraude y atribuyendo la quiebra a un mal manejo de la economía por la administración anterior, se vieron como solapadas presiones a un tribunal integrado por jueces muy dados a sucumbir a las manipulaciones y tretas de una defensa muy consciente de su influencia al más alto nivel.
Una defensa basada en una estrategia que atacaba y aún censura el área de acción gubernamental más exitosa, es decir la autoridad financiera y monetaria, por cuanto si algo puede ser reivindicado en la presente administración, ha sido la estabilidad macroeconómica y la reducción y mantenimiento de la tasa de cambio dentro de un rango muy inferior al que encontró en agosto del 2004.
Lo inexplicable, dentro de una lógica razonable, es que el gobierno aceptara esos furiosos y malintencionados ataques desde su propio literal, alimentando la impresión de un respaldo soterrado al responsable del mayor delito de corrupción jamás cometido en la historia dominicana.
Ahora sólo falta la decisión del ministerio público sobre si apela o no la infame sentencia sobre el caso.
El camino que tome despejará las dudas y nos dirá con claridad de qué lado estuvo todo este tiempo el brazo del gobierno, que todo lo puede en un país sin instituciones y una justicia corrupta.
Miguel Guerrero es escritor y periodista
mguerrero@mgpr.com.do
jueves, noviembre 01, 2007
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