Presentar a los hoteles de baja categoría de Puerto Plata como responsables de este mal momento, es un golpe bajo y una banalización mezquina de la problemática del sector, para culpar a la empresa privada y desviar la atención
Por Manuel Quiterio Cedeno / El Caribe
Justificar la caída del turismo en los primeros 10 meses del año alegando que somos los menos afectados por la reducción de la llegada de visitantes a la región del Caribe, más que un consuelo de tontos, es una necedad.
Pero, presentar a los hoteles de baja categoría de Puerto Plata como responsables de este mal momento, es un golpe bajo y una banalización mezquina de la problemática del sector, para culpar a la empresa privada y desviar la atención del penoso historial de irresponsabilidades del sector público del que no están exentas las actuales autoridades turísticas.
Para sustentar esta afirmación relataré el vía crucis vivido el vienes pasado que da pena y vergüenza. Tenía planificado un viaje a Punta Cana. El grupo se dividió en dos vehículos. Mi familia viajó temprano para asistir a un concierto en la basílica en Higüey.
Para llegar a Punta Cana, ya de noche, ellos hicieron la ruta por la carretera de El Macao. El viaje duró casi 2 horas y fue tortuoso porque no existe señalización, se extraviaron, la mayor parte del trayecto es muy estrecho, abundan los hoyos, y en la zona turística existe una especie de laberinto de “carreteras”, propio para expertos.
Para evitar ese largo recorrido, ya de noche, viajé por los caminos de la zona cañera que está antes de llegar a Higüey y que se “comunica” con la carretera La Otra Banda-Punta Cana. Carriles cañeros solitarios y fangosos, cuando llueve, en los que es fácil extraviarse y es muy riesgoso transitar por ellos en las noches.
La ruta regular Higüey-Punta Cana estaba descartada porque las lluvias recientes dañaron un pequeño puente que está poco después de pasar La Otra Banda, y un viaje que normalmente es incómodo y con alto riesgo de accidentes, se convirtió en una odisea.
Esto ocurre, porque el sistema vial de nuestra principal zona turística y la región más próspera, es una vergüenza.
Mientras esto ocurre, los cientos de millones que produce en Punta Cana el impuesto para infraestructura turística, se gastan en los proyectos “me da la gana” de las autoridades turísticas, que responden a torcidas prioridades que poco o nada tienen que ver con la realidad del turismo. Ese es uno de nuestros principales problemas y no los hoteles tres estrellas de Puerto Plata. Lo digo, aunque por hacerlo me llamen teórico.
Manuel Quiterio Cedeño es periodista
mquiterio@cicomnews.com
viernes, noviembre 30, 2007
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