jueves, noviembre 22, 2007

Once amigos asistieron a entierro héroe de Luperon

Al día/Juan José Ayuso

El Nacional, Vespertino Dominicano

Solo once amigos acompañaron el entierro de Octavio Pérez Garrido (Trene), asesinado por la tiranía de Trujillo a principios de julio de 1949, días después del desembarco por Luperón del 19 de junio.

Pero sus compañeros masones de la Logia Cuna de América le dedicaron un servicio fúnebre al que asistieron todos y en el que el tono de las palabras de despedida hizo temer a más de uno que acabarían en prisión.

Marcelle O. Pérez Brown, una de sus dos hijas, escribe ese y otros detalles en “Trene Pérez. Un mocano vertical”, el libro que publica para rendir homenaje a su padre 58 años después de su desaparición.

La la autora dedica páginas necesarias a la nota biográfica de los amigos de Trene, entre los que están los once del entierro.

Ingeniero y arquitecto como se estilaba entonces, Trene Pérez dejó en Santo Domingo y en su Moca natal una prueba de su vocación y dedicación profesionales en una cantidad de residencias y otros edificios.

Capítulo esencial de la obra es el “Testimonio de Martha Brown”, la esposa que perdió a su marido a los 33 años de edad, con la responsabilidad de Arlina y Marcelle, y con la bondad de un recuerdo que no ha querido empañar con odios y resentimientos por la tragedia que la golpeó.

La señora Brown viuda Pérez no buscó venganza y menos justicia. Nada podía devolverle la vida del esposo y padre que ya no podría estar para ocuparse de cuanto sus hijas y ella necesitaran. Además, la venganza no le hubiera sido posible y la “justicia” era propiedad del tirano Trujillo que asesinó a su esposo.

De Editora Corripio, 118 páginas en formato grande y diagramado con la belleza que rinde homenaje al arquitecto y da testimonio del buen gusto de la autora, “Trene Pérez. Un mocano vertical” es una lectura fácil y emocionante.

Muestra profusión de fotografías y diseños de las obras del arquitecto Pérez Garrido, en cuyas líneas se localiza el estilo de la arquitectura en Santo Domingo de los años treinta y cuarenta.
De acuerdo con el libro, mucho más memorias de la viuda que de la hija, Trene Pérez estuvo envuelto en el movimiento interno antitrujillista con responsabilidades tras la expedición por Luperón, Puerto Plata.

Con el pretexto de colectar fondos para un amigo español enfermo en Caracas, Venezuela, el arquitecto recabaría y enviaría fondos a la capital suramericana para contribuir al financiamiento de la expedición, realizada en un hidroavión Catalina que amarizó en Luperón. (Sobrevivieron el comandante Horacio J. Ornes C., José Rolando Martínez Bonilla, Tulio H. Arvelo, Miguel Angel Feliú y el nicaragüense José Félix Córdoba Boniche.)

El libro de una hija, una niña para 1949, como el testimonio de su madre, revelan que Trene Pérez conocía del peligro de su pensamiento democrático y actividades antitrujillistas y que por tanto no hacía siquiera confidencias de alcoba en su hogar. Otro rasgo importante de su personalidad.

El historiador Emilio Cordero Michel presentó la obra de la hija de la hija de “Trene Pérez. Un mocano vertical”.

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