martes, noviembre 27, 2007

La columna de Miguel Guerrero

Por Miguel Guerrero / El Caribe

Los servicios de información del gobierno han anunciado que el presidente Leonel Fernández asistirá a una cumbre de Petrocaribe a celebrarse el 18 de diciembre en Cienfuegos, Cuba. Los últimos acontecimientos protagonizados por Hugo Chávez, mandamás de Venezuela, podrían convertir esa cita presidencial en una trampa.

Los países beneficiarios del acuerdo, en virtud del cual reciben un financiamiento en condiciones blandas por sus compras de petróleo a esa nación, no están en capacidad de poner condiciones a los deseos del mandatario venezolano, en vista de las implicaciones económicas de los altos precios del crudo y sus derivados.

De eso no hay duda. Pero dado los enfrentamientos ocurridos desde la Cumbre Iberoamericana de Chile este mes con Colombia y España, a la que se suman las más antiguas con Estados Unidos, México, Perú y todo aquél que haya osado discrepar de sus ideas o posiciones, puede resultar de alto riesgo diplomático asistir a esa reunión, cuya sede no parece tampoco una idea feliz.
La razón es que no puede descartarse la posibilidad de que el coronel Chávez intente hacer de este encuentro un respaldo a sus exabruptos, con la amenaza de poner fin a Petrocaribe.

Es poco probable que en el ambiente de presión que indudablemente dominará el escenario, gobiernos como el de República Dominicana y los de Centroamérica, puedan oponerse a los deseos de los dos anfitriones: el dueño del petróleo y el propietario de la casa, es decir Fidel Castro.

En las actuales condiciones, a menos que el ambiente no cambie y la atmósfera se aclare, cualquier endoso a Chávez podría afectar las relaciones con aquellas naciones a las cuáles él se enfrenta, sin razón valedera.

El presidente Fernández se encuentra pues ante una disyuntiva. Ojalá, si se viera en la necesidad de escoger entre aliados, no se fuera por el lado equivocado.

Miguel Guerrero es escritor y periodista
mguerrero@mgpr.com.do

No hay comentarios.: