El Nacional, Vespertino Dominicano
POR NELSON ENCARNACION
NUEVA YORK.-La actual Junta Central Electoral en su composición, ha sido una de las que con mejores auspicios ha iniciado su trabajo, luego de que en ese organismo se libraran verdaderas batallas campales en lucha contra los intereses que han hecho de la JCE una piñata política.
Los integrantes de la actual Junta comenzaron su trabajo rodeado de la confianza de todos los sectores, incluyendo aquellos que terminaron aceptándola por el peso abrumador de la mayoría, pero que en el fondo ellos querían su propia Junta, la de ellos, la de sus mentores y la que pudieran dirigir tras bambalinas.
Sin embargo, ciertos granaderos mediáticos al servicio de esos sectores supuestamente independientes-y también de grupos políticos que quieren ganar antes del juego-parecen haberse coaligado para mancomunadamente contribuir al minado de la credibilidad de la Junta, de forma que ésta llegue al venidero proceso eleccionario con su reputación maltrecha.
No parece ser tarea demasiado complicada determinar que el interés de esos granaderos mediáticos va más allá de la simple buena fe, pues si tal fuera el caso no se hubiesen dedicado a difamar a la Junta tomando como base un simple forceo interior que comenzó con el asunto de los incentivos y continuó con la lucha por la principalía o la figuración públicas.
Desde que se comenzó esa campaña contra la JCE por los incentivos, me asaltó la impresión de que era un asunto de mayor calado, puesto que algo de elemental naturaleza como son las cuestiones de salarios e ingresos, no podía desatar una ira tan encarnizada como la que ha afectado a la Junta.
Nótese que ya ha aparecido la sal del huevo. Un senador del Partido Revolucionario Dominicano adelantó su opinión de que se debe recurrir nuevamente al expediente de la formación de las célebres comisiones de notables, las cuales, en la mayoría de los casos, han sido más de notorios que de notables.
¿Para qué se necesita una comisión de notables, de asesores, de seguimiento o como se quiera llamar, si todos los sectores aceptaron-y aceptan todavía-la capacidad de los actuales integrantes de la Junta para manejar correctamente el proceso electoral?
En el pasado reciente (2004) esa comisión de seguimiento se vio en la necesidad de acudir a la Junta a reclamarles a sus miembros-todos comprometidos con banderías políticas determinadas-que dieran a conocer el primer boletín con unos resultados preliminares que todo el mundo conocía, pero el tribunal comicial estaba dorando a la espera de no se sabe cuál designio.
Es preciso recordar que aquel momento dista un abismo de la situación actual, en razón de que aquella Junta fue el producto de un exabrupto de la dirigencia del PRD que impuso su voluntad contra la nación entera y nombró una JCE a la medida de sus ambiciones.
El actual no es el caso. El Partido de la Liberación Dominicana, que domina “one side” el Senado de la República, se despojó de esa mayoría mecánica y propició una participación democrática en la selección de los integrantes del tribunal de elecciones, dando como resultado la composición de un organismo equilibrado, ecuánime, independiente, trabajador y hasta prueba en contrario, honesto.
Es probable que el protagonismo a veces excesivo de algunos de sus miembros haya servido para que esos francotiradores hayan podido acumular los proyectiles con los cuales disparan todos los días contra todo lo que sale de la Junta que no convenga a los intereses que ellos defienden, aunque lo disimulen.
Pero es difícil que un organismo que arbitra un proceso electoral en marcha pueda librarse de estar permanentemente en los medios de comunicación cuya materia prima se encuentra justamente en el ámbito de la Junta.
En consecuencia, el fuego graneado que recibe la Junta, y que podría terminar minando su reputación, es algo que a nadie conviene, mucho menos al proceso electoral.
nelsonencar@gmail.com
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