viernes, noviembre 09, 2007

La columna de Miguel Guerrero

Por Miguel Guerrero / El Caribe

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Se esperaba que el Presidente anunciara anoche medidas relacionadas con los dos grandes retos nacionales. Me refiero a los daños ocasionados por la tormenta Noel y el incremento de los precios mundiales del petróleo y sus derivados.

Las cotizaciones del crudo superaban la barrera de los cien dólares el barril o estaban a punto de conseguirlo, cuando el mandatario se dirigía a la nación.

Esta columna fue entregada antes de conocerse la alocución presidencial, pero en ambos casos, se entiende que las medidas deben guardar relación estrecha con la magnitud de los daños del fenómeno y las amenazas que implica un petróleo al nivel a que ha llegado.
El Gobierno enfrentaría mejor los efectos de la tormenta si se concentra en la reparación de la infraestructura dañada, como autopistas, carreteras, caminos, presas, canales, viviendas, etc., y deja en manos de organizaciones especializadas en el trabajo social la distribución de la ayuda humanitaria, es decir, alimentos, ropas, colchones, útiles escolares, entre otros.

Así evitaría verse envuelto en conflictos y cuestionamientos relacionados con defectos o prejuicios en los repartos, muy frecuentes cuando esa tarea queda en manos de gobiernos, especialmente en épocas electorales.

En lo concerniente al necesario programa de ahorro de energía, los planes oficiales deberían dejar bien en claro el compromiso de la administración de someterse a constreñimientos más fuertes incluso que los que se verá precisado a imponerle al resto de la nación.

Nadie se sentirá obligado al ahorro si los funcionarios continúan montados en vehículos de alto consumo y la actividad del candidato a la reelección arrastra la parafernalia a que se nos tiene acostumbrado. Fernández, el estadista, debe olvidarse por un tiempo de Fernández el candidato.

Mañana sabrá la nación cuál de los dos es el verdadero Fernández.

Miguel Guerrero es escritor y periodista
mguerrero@mgpr.com.do

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