martes, noviembre 13, 2007

¡Noel no tiene la culpa!

Frente a cualquier fenómeno como noel, son los pobres los que mueren, los desaparecidos, los damnificados. por tanto, no es la tormenta la culpable, es el orden económico y social vigente el responsable

Por David Álvarez Martín / El Caribe
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La tormenta sufrida por la República Dominicana, Haití y Cuba, llamada Noel, ha provocado un gran debate sobre la responsabilidad de las autoridades criollas en responder adecuadamente a la crisis.

Este debate se ubica en el contexto de la campaña electoral, por un lado, y los casi centenar y medio de muertos y desaparecidos que dejó Noel a su paso, del otro.

Tanto las víctimas, como los miles y miles de refugiados y los millonarios daños a la agricultura, poblaciones e infraestructura vial, no pueden ser adjudicados totalmente a la intensidad de la tormenta.

Zonas del país afectadas por la misma cantidad de agua no tuvieron mayor efecto que la incomodidad de la lluvia intensa, apagones y el corte del suministro de agua.

¿Tuvo culpa la tormenta por los muertos? La sociedad dominicana, al igual que su vecina haitiana -aún con sus diferencias de grado-, lleva siglos de desarrollo económico y político que en lugar de promover la equidad y el bienestar de toda la población, promueve el enriquecimiento fabuloso de una reducida minoría y mantiene la inmensa mayoría en condiciones de miseria.

En el caso dominicano esta injusta distribución de la riqueza se torna escandalosa cuando descubrimos que durante décadas la economía dominicana ha crecido a tasas cercanas a los dos dígitos en promedio.

Es decir, que la economía dominicana crece con vigor para favorecer unos pocos, con el esfuerzo físico y mental de millones de hombres y mujeres que a cambio de su aporte únicamente reciben hambre, una educación que no merece ese nombre, nulo servicio de salud y viviendas primitivas en lugares donde nadie más viviría.

Frente a cualquier fenómeno como Noel, son los pobres los que mueren, los desaparecidos, los damnificados. Por tanto no es la tormenta la culpable, es el orden económico y social vigente el responsable.

Y mientras los partidos políticos, todos ellos, sirvan a la preservación de este orden social y económico, serán los pobres quienes pondrán los votos -nadie lo dude-, el hambre y los muertos.

En menos de un mes los marginados de nuestro país desaparecerán de los medios de comunicación y los que vivimos en el polígono central tranquilizaremos nuestras conciencias ofendidas y la chercha electoral seguirá su vacuo destino.

Si de algo Noel sirvió fue para que los pobres fueran protagonistas por unos días, y hasta eso lo han aprovechado los candidatos, lo que demuestra que los pobres no tienen salvación en la tierra de Duarte, Luperón, Manolo, Caamaño y Bosch.

David álvarez Martín es filósofo

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