La filosofía únicamente es posible desde la proporción de escuchar 10 veces más de lo que hablamos o escribimos, en caso contrario, terminaremos como payasos de feria haciendo espectáculo para que otros disfruten
Por David Álvarez Martín / El Caribe
Este es el segundo noviembre que aquí en República Dominicana celebramos el Día Mundial de la Filosofía, especie de celebración ingenua y conmiseración de nuestros egos en medio de una sociedad que le importa un bledo el pensar y razonar.
A manera de provocación para colegas y aspirantes sugiero estas 5 normas para todo filósofo en esta isla con 77 mil kilómetros cuadrados, dos países y tanta miseria.
1. Todo filósofo debe dar cuenta de la realidad, no importa el grado de densidad o segmentación de su estudio. Lo real, aún con la discusión que su definición implica, siempre debe ser nuestro rasero. La creación es cuestión de literatura, no de filosofía.
2. Nadie puede ser un filósofo serio si no carga sobre sus hombros el peso de la tradición más significativa y en nuestro caso es Europa, Estados Unidos y América Latina.
Y me refiero a la tradición en cuanto horizonte desde el cual debemos ser capaces de ubicarnos, criticar y trascender dicha tradición. Hacer filosofía sin referencia a la tradición es posible, pero siempre será un ejercicio de menor valía
3. Todo filósofo o filósofa debe hablar y escribir para nuestras sociedades en conjunto, no para otros filósofos, el uso del lenguaje oscuro denota falta de ideas claras o falta de madurez personal y profesional. Si no sabe como decir algo para que todos lo entiendan entonces no tiene algo valioso que decir.
4. Cultivar de manera radical la humildad y la apertura a los otros, sin importar su nivel educativo, la filosofía únicamente es posible desde la proporción de escuchar 10 veces más de lo que hablamos o escribimos, en caso contrario terminaremos como payasos de feria haciendo espectáculo para que otros disfruten.
5. El filósofo o filósofa debe servir a los más pobres y marginados porque nuestras sociedades tienden a convertirse en la mentira de los poderosos. Buscar la verdad de manera lúcida y racional necesariamente nos compromete con aquellos que nuestras sociedades oprimen y excluyen.
Ser filósofo siempre es una postura incómoda para el poder, comenzando por Sócrates mismo.
David álvarez Martín es filósofo
davidalvarez144@yahoo.com
martes, noviembre 20, 2007
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