domingo, noviembre 18, 2007

El discurso que pudo ser (2)


El Nacional, Vespertino Dominicano

POR SARA PEREZREADING,PA.-

A continuación, la segunda parte de un discurso pronunciado por el Dr. Merengue que vive dentro de un monarca tropical.

Distinguidos damnificados:

Como habrán notado, su carnaval ya pasó y las desdichas que los han afectado se perderán dentro de algunos unos días en el saco roto de la reconfortante y nunca suficientemente alabada amnesia colectiva. No se decepcionen por ello. Siempre son preferibles las ventajas del olvido a las mortificaciones del recuerdo y no deja de tener su lado positivo presenciar las repeticiones de la misma tragedia como si siempre estuviera pasando por primera vez. Al menos nadie podrá quejarse de aburrimiento y hay un cierto encanto en mantener intacta la capacidad de asombro hasta el último de nuestros días.

Quiero hacerles algunas puntualizaciones sobre las causas y naturaleza de su infortunio. Lo primero que deben revisar es si su fe es todo lo robusta que se aconseja. No es por casualidad que en la casa del Cardenal no entró ni una gota de agua, ni en la mía tampoco. Y miren que en los casos de leptospirosis que se han desencadenado recientemente, todos los muertos pertenecen al grupo de ustedes, los pobres. Tal vez no están asistiendo a misa con el fervor necesario.

¿No será todo esto parte de las plagas con que Dios suele castigar a los impíos, a la gente que gusta de vivir en hacinamientos promiscuos, oyendo bachatas concupiscentes y bebiendo como cosacos, sin temor a las represalias divinas?

Dios dice "Ayúdate que yo te ayudaré" y lo cierto es que ustedes se ha ayudado poco a sí mismos. ¿Por qué se mudan siempre en zonas de alto riesgo, proclives a las inundaciones, llenas de basura, sin calles, sin agua y en casuchas destartaladas? Múdense para el Ensanche Naco, como he hecho yo. Y no vengan con la excusa de que no tienen dinero. Yo tampoco tenía dinero cuando me mudé, pero había cultivado buenas amistades y tenía mucha visión de futuro, así es que cuando Diandino me regaló mi penthouse, yo no lo pensé dos veces. La oportunidad tiene un solo cabello y por esa hebra es que hay que agarrarla.

También tomo mis precauciones y sé que el agradacimiento es una inversión. Hoy por ti, mañana por mí. Ya le retribuí a Diandino sus gentilezas y eso me asegura que volverá a proporcionármelas si en el futuro las necesito. Es un caso improbable, porque soy organizado y he hecho mis ahorritos, pero hombre precavido vale por dos y de todas formas es bueno tener siempre cerca a esa clase de amigos, para que nos asesore en cualquier negocio que se nos ocurra, como el del Metro.

Estudien y no salgan con la excusa de que el Gobierno no invierte en Educación. Si no tienen a su alcance una buena escuela pública, inscriban sus hijos en el Carol Morgan. Desde que ustedes anden metidos en una escuela que no tiene ni pupitres, ¿qué pueden esperar?

Señores, hagan algo por ustedes mismos. No se lo dejen todo al Gobierno.¿Que no se invierte en salud? ¿Y eso qué importa? La mayor parte de las enfermedades se curan con una actitud mental positiva. ¿Que no hay comida? Inspírense en el estilo de vida de los faquires de la India. Sean creativos y busquen alternativas. Ya lo dijo María Antonieta, si no hay pan, coman bizcochos.

De hecho, si ustedes tienen iniciativas apropiadas, no es necesario estudiar ni trabajar. Para ser una botella del Gobierno no se necesita currículo. Con los contactos adecuados se ahorran muchos trámites.

Lo importante de la puerta para afuera es la imagen y de la puerta para adentro es no tener pruritos para negociarlo todo. Hay que ser flexible y aprender de los que saben. Yo mismo he estudiado muchísimo (aunque no es ni un diez por ciento de lo que mis alabarderos proclaman) y francamente mis estudios académicos no me han servido de gran cosa. Lo que ha hecho de mí un hombre de éxito no han sido mis estudios, sino emular a Balaguer. Hagan ustedes lo mismo y verán cómo progresan.

Otro esfuerzo en el que deben concentrarse es en eliminar vicios que merman su calidad de vida. Tienen que desarrollar un espíritu de superación. Ser selectivos, como somos todos mis funcionarios y yo. Intégrense al partido. Nosotros no desajustamos nuestros presupuestos familiares bebiendo rones lavagallos, lo que no implica ninguna renuncia. Todo lo contrario. Querer es poder. Háganse el propósito de beber sólo ciertos Bourdeaux, como el Yquen, o algunos Chateaux Lafite o Haut Brion y sólo cuando la cuenta se pague con las tarjetas para gastos de representación del Gobierno. Supérense. Miren mi ejemplo. Aspiren a ser yo. O al menos Roberto Salcedo. O Alejandrina Germán.

Por cierto, que ahí andan los calumniadores diciendo que Noel cogió a los funcionarios desprevenidos, porque el sábado, día anterior a que la tormenta tocara tierra, todos estaban en Casa de Campo celebrando la boda de la hija de la ministra de Educación y el domingo amanecieron resacados sin que nadie se acordara de ver informes meteorológicos. Mentira total.

A pesar de que en gran medida la miseria es una elección voluntaria y personal, las desventuras que la acompañan no han dejado de tocarnos el corazón.

Para probarlo, aquí están los sobrevivientes y allegados a varios de los que perecieron en circunstancias más tremendas, a los que hemos invitado esta noche a Palacio, a riesgo de que enloden las alfombras.

Dirán que he montado un desfile de esperpentos despojados de lo único que les quedaba, la dignidad intrínseca a todo ser humano, pero el espectáculo es indispensable. No es posible mostrar la bondad nuestra, sin exhibir la miseria de ellos.

Aquí tenemos a la viuda de Pedro Antonio María Hernández, miembro de la congregación evangélica de Arenoso, en la provincia Duarte, quien entregó su vida, haciendo el trabajo que no hicimos nosotros, mientras intentaba rescatar a varios damnificados en su frágil embarcación.

A continuación veremos a Rafael Marte y a su esposa Mónica Quiroz, cuya vivienda fue visitada por el infortunio.

Rafael se despertó a media noche con su humilde vivienda inundada. Tomó a su familia, mujer y tres hijos y se refugiaron en el techo de la casa, pero el agua subió allí, llevando basura y árboles. Un tronco de javilla les dio. Rafael fue arrastrado con las dos niñas, su esposa agarró al niño. Rafael no pudo sostener a las dos niñas. Soltó a una y sacó la otra. Retornó a la corriente y sacó la otra, pero el niño se soltó de las manos de Rosa y desapareció. Las aguas también acabaron arrastrando a la niña mayor. Rafael, Rosa y la niña más chiquita, subieron a un árbol y allí amanecieron casi desnudos.

Estas historias han afectado y conmovido profundamente a todo el gabinete y a los funcionarios y a mí. La cámara cinco, por favor, que enfoque a la Primera Dama, que está llorando. Esa clase de desgracias fueron el más animado tema de conversación durante la fiesta de cumpleaños de uno de los ministros del Gobierno, celebrada a tres orquestas, un par de días después de la catástrofe.

Y no es por echárselo en cara, pero ¿están seguros de que no hay algo de deliberada mala fe en esta miseria que ustedes siempre exhiben tan inoportunamente, como si quisieran acusarnos de algo?

cleo264@yahoo.com

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