RAFAEL MOLINA MORILLO
No es suficiente que, como dice el editorial de Hoy en su entrega de ayer, la Policía Nacional haya emitido una circular diciendo que “no tolerará excesos contra los periodistas” y ordenando a sus miembros a cooperar con el trabajo de los hombres y mujeres de la prensa.
Eso parece más bien un caramelo para que olvidemos la bofetada y los golpes que un identificado coronel propinó al periodista de televisión José Rivas, ayudado por algunos subalternos que también participaron en la agresión.
Lo que la ciudadanía quiere ver es una sanción severa contra el coronel de marras, que bien podría consistir en su degradación vergonzosa, en público, aparte de su separación de las filas policiales, cuyo uniforme ha manchado, y su sometimiento a la acción de la justicia civil por agresión y abuso de autoridad.
Mientras se ande con paños tibios, dándole largas al asunto con el pretexto de que hay una comisión estudiando el caso, la Policía Nacional entera estará bajo sospecha de encubrimiento y protección de alguien que no merece formar parte de ese cuerpo supuestamente “del orden”.
La libertad de expresión y la seguridad ciudadana están en riesgo de perderse totalmente en este país, si oficiales truculentos y desaprensivos son los que van a defender esos valores.
Quien tenga oídos para oír, que oiga.
(r.molina@codetel.net.do)
domingo, noviembre 04, 2007
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