lunes, marzo 31, 2008
¿Qué pasará con Leonel, Vargas y Aristy después del 16 de mayo?
Muchos factores influirán en la definición del mañana de los candidatos presidenciales después del 16 de mayo. Su futuro difícilmente se constituya en foco de interés para ellos; sin embargo, una mirada hacia el pervenir podría ayudarlos a encarar un escenario de derrota.
Por Osvaldo Santana / El Caribe
Los candidatos presidenciales de los tres principales partidos que participan en el actual proceso electoral, inmersos en una campaña por el poder tienen el foco de atención en el 16 de mayo, ¿pero se han preguntado qué pasará el día después?
El comportamiento de esos actores políticos, Leonel Fernández, Miguel Vargas Maldonado y Amable Aristy Castro, sugiere que lo apuestan todo para el día de las votaciones, sin considerar qué ocurrirá en caso de que su apuesta principal de ahora se quede en un deseo.
La interrogante puede ser menos o más dramática, en atención al actual posicionamiento en el gusto de los electores y la data real que manejan junto a sus equipos de campaña, y naturalmente, en cada caso, llámese Fernández, Vargas o Aristy, tiene especial significación.
Y si Leonel pierde. Probablemente nadie se estará haciendo esta pregunta en este momento, toda vez que el presidente de la República luce puntero en todas las encuestas para quedarse en el poder, incluso en primera vuelta.
Sin embargo, no resulta ocioso considerar lo que pasaría si pierde las elecciones.
No hay la menor duda de que Fernández seguirá ejerciendo un fuerte liderazgo en su Partido de la Liberación Dominicana (PLD) y el futuro de ese partido no podrá ser labrado por ningún protagonista sin considerarlo.
En el menor de los casos sería un ex presidente, y como tal sería considerado y valorado. Sin exageración alguna, su futuro político, aún en tan dura circunstancia, está asegurado.
Y si Miguel pierde. Es demasiado evidente que con este candidato las cosas cambian radicalmente. Como sabe muy bien la nación, Miguel Vargas Maldonado no ha ejercido un liderazgo al estilo que conoce la nación dominicana.
Y en este momento, debería estar pensando qué hará con su carrera política en un escenario de derrota. Si ello ocurre, no sería el primero en vivir una situación como esa.
La historia está llena de políticos que corren una y otra vez en la búsqueda del poder. Como político, si es que opta definitivamente por adoptarlo como oficio, tendrá que saber que lo espera una apretada guerra por el control de su partido en el cual la rebatiña es una constante. Muchos están en la gatera a la espera del disparo para salir.
Su carrera política apenas comienza, y no apostará a terminarla con una derrota. Su camino estará lleno de espinas. Son muchos los perredeístas que tienen la Presidencia en su agenda, y el control partidario es esencial para ello.
El fin de Amable. Con estas elecciones, Amable Aristy Castro termina sus aspiraciones presidenciales, y no hay que ser experto para adivinarlo. Probablemente también pierda la Liga Municipal Dominicana (LMD).
El dirigente reformista deberá volver a Higüey, donde seguirá siendo muy influyente, y si lo decide no tendría muchas dificultades para retornar como senador por La Altagracia. Pero naturalmente, tratará de evitar que el inmaculado Quique Antún le arrebate su “liderazgo” en la ínsula reformista.
Tanto Vargas Maldonado como Aristy Castro deberían poner el suficiente empeño para no resultar aniquilados en el proceso electoral que termina en mayo.
Riesgos en actual proceso
Vargas y Aristy, pese a que son las opciones con menos posibilidades de triunfo, actúan como si no consideraran que habrá un día después del 16 de mayo.
En esa perspectiva, es natural que impulsen todas las ofensivas para enfrentar al enemigo principal, pero sus discursos en algunos momentos pudieran generar animosidades más allá de lo que aconseja el juego de la política, quizás empujados por quienes aspiran a sustituirlos, sea como conductores partidarios o como aspirantes presidenciales del mañana.
A ambos no les caería mal el siguiente consejo: todavía están a tiempo para sobrevivir el 16 de mayo y quedar como interlocutores válidos, porque el mundo político criollo no termina ese día.
Largas jornadas sociales, políticas e institucionales esperan a la nación, y se requerirá de conductores, en los partidos, en el Congreso, y los cambios tendrán que implantarse con el método más favorecido por la humanidad: el diálogo.
Aún si se modificara la tendencia actual de la intención del voto, favorable al presidente Fernández, Maldonado o Aristy tendrían que gobernar con un PLD que controla la mayoría del Congreso, con mucha fuerza social. Una dosis de prudencia con la vista hacia el futuro que no es lejano, sería una buena medicina.
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