miércoles, marzo 12, 2008

Pulsaciones

POR RADHAMÉS GÓMEZ PEPÍN
Desde que el presidente venezolano Hugo Chávez pidió a las FARC (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia) que pusieran en libertad a Ingrid Betancourt, se temió que iba a tener más problemas. Ya esos nuevos problemas han llegado.

De acuerdo con lo que publica El Nuevo Herald en su edición de ayer, es probable que Venezuela pase a engrosar la lista de países que, según decide unilateralmente Estados Unidos, apoyan el terrorismo. La completan Corea del Norte, Cuba, Sudán, Irán y Siria.

El Herald atribuye el informe a "un alto funcionario del Gobierno del presidente Bush" al que no identifica, pero al que le atribuye mérito suficiente como para colocar sus afirmaciones entre las principales noticias del día.

El asunto es que si la señora Betancourt es puesta en libertad, ese mismo "alto funcionario" del Herald podrá decir que Chávez es uno de los máximos jefes de las FARC y por eso no pide, sino que da órdenes.

Y ojalá que esto no influya para que Chávez suspenda sus mediaciones que han contribuído a la liberación de rehenes de las FARC, que no temen que él les haga una trapisonda como otros lo han hecho.

De todas formas, Chávez no creo que se haya ni siquiera mínimamente preocupado por la amenaza del funcionario estadounidense de marras y tampoco porque sea puesta en ejecución, porque cualquier problema a resolver él tiene los medios para conseguirlo.

El pretexto para incluir a Venezuela entre los países que dizque protegen al "terrorismo" son unos supuestos documentos que se dice estaban en cuatro computadoras halladas cuando en la invasión de Colombia a Ecuador mataron al guerrillero "Raúl Reyes".

Entre esos supuestos documentos hay uno que dice que Chávez regaló 300 millones de dólares a la guerrilla, pero el mismo Chávez se burló de esa denuncia cuando estuvo en Santo Domingo para la Cumbre del Grupo de Río.

Lo que hay detrás de todo esto es el deseo de desacreditar a Chávez y de arreciar las presiones de Estados Unidos contra su Gobierno.

Como cabe presumir, la imposición de una sanción de ese tipo impone en la inmediato la prohibición a empresas de Estados Unidos para operar en Venezuela.

Además, según el Herald, "le dificultaría mucho a Venezuela poder venderle petróleo a Estados Unidos" y de este susto no voy a morir, porque en este caso ¿quién necesita a quién?

Entonces para Estados Unidos lo mejor sería apuntar para otro lado, porque por donde va podría resultarle lo peor, aunque otros países también correrían el riesgo de sanciones si no aceptan y siguen sus pasos.

Entonces, la Cumbre de Río podría ser un magnífico precedente.

rgomez@elnacional.com.do

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