sábado, marzo 29, 2008

La columna de Miguel Gerrero


Por Miguel Guerrero / El Caribe

¿Qué ha hecho en realidad el presidente Fernández para merecerse un tercer mandato? ¿Qué le debe el país para que lo arrastre a una aventura de tantos riesgos en materia de estabilidad social, política y económica, como es la reelección?

Si nos atenemos al discurso con que él y sus seguidores la sustentan como una necesidad nacional, es fácil observar una ausencia notable de argumentos, tanto históricos como políticos.

Presenciamos un intento vano de reivindicación del providencialismo con el que repetidas veces se intentó explicar las sucesivas reelecciones del entonces presidente Balaguer, a quien tanto se combatió en el PLD a causa precisamente de ella.

Si se la trata de justificar en base a realizaciones, ¿dónde buscar para encontrarlas?
Las razones expuestas son muy débiles y contradicen todo espíritu democrático.

Se dice y repite, como sucedió durante las primarias internas de su partido, que a un líder o a un presidente en ejercicio con resultados no se le desafía, lo cual no parece propio de un estadista respetuoso del derecho de todo ciudadano de elegir y ser elegido.

Se queja de las críticas a la reelección como un concepto, olvidando que su partido se formó para combatir los males de la reelección y que él mismo fue por mucho tiempo un abanderado de ella, aunque después haya cambiado de opinión para justificarla.

Los argumentos expuestos por el presidente en una reciente entrevista no se sostienen, por cuanto carece de racionalidad justificarla en base a experiencias de otros países con instituciones que en el país no poseemos, como son los ejemplos de Estados Unidos, España y Francia.

La reelección se ha llevado consigo incluso los prometedores liderazgos emergentes que existían en el PLD.

En la historia nacional la continuidad prolongada de un hombre en el poder sólo ha traído atraso y corrupción.

¿Qué la haría ahora diferente?


Miguel Guerrero es escritor y periodista

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