PRnoticias/Servicios Google
Cuando escribo estas líneas, desconozco los resultados de las elecciones generales, aunque ello no me impide afirmar que la democracia virtual en nuestro país esta desplazando, cada vez más, a la Democracia real en un ejercicio entre emocional y deslucido por parte de los medios de comunicación que, definitivamente, han decidido instalarse en el mitin y convertirse en agitadores activos de la guerra político-partidista en la que vive enfrascada la sociedad española.
Aunque un planteamiento poco similar sea habitual en las democracias occidentales y el New York Times o la ABC terminen pidiendo el voto para un candidato determinado, el nivel alcanzado en nuestro país no deja de ser un mal remedo de ello y supone un cierto desprecio a la inteligencia de los ciudadanos al tratar de mediatizar su voto de forma muy poco sutil.
El exponente máximo de esta situación se ha vivido al calor de los debate entre los candidatos Zapatero y Rajoy, eventos que han sido utilizados por los medios como campo de pruebas de modificación de tendencias y orientación del voto.
Aunque pueda parecer un ejercicio muy periodístico, el recurso a la opinión de los ciudadanos, con encuestas express y demás derivadas culinarias, no dejar de ser una forma artera de empezar a lanzar, sobre segmentos significativos de la población, tendencias que -mediante la técnica de señalar a un posible ganador- lo que busca es que la masa de indecisos se traslade a una cierta fuerza política por la contratada vía de que éstos terminan por recalar allá donde se ubique el ganador, sea éste cual sea. Estas tendencias sociológicas se conocen muy bien en el mundo del deporte, en donde se comprueba como los equipos ganadores reciben como prima un incremento muy considerable de socios y partidarios.
Aquí el protocolo empieza 48 horas antes del inicio de los debates. El show -solo se puede calificar así el adocenante espectáculo- se inicia con el lanzamiento de preguntas tales como: ¿Quién cree usted que va a ganar el debate? o ¿Quien quiere usted que gane el debate? Todas son preguntas tan simples como tramposas y tienen la virtualidad de dar un titular antes de que se inicie la confrontación dialéctica entre los candidatos. A partir de ahí verde y con asas.
Pero no termina ahí la discutible intermediación de los medios de comunicación. Su continuidad se produce solo quince minutos más tarde de finalizar el debate y la técnica es la misma: ¿Quién cree usted que ha ganado el debate? Aquí no caben indecisos, o el recurrido NS/NC. Aquí lo que se busca es la división del mapa político en blancos y negros, sin flecos de ningún tipo; todo muy burdo, pero la cuestión está en ofrecer, una vez más, un titular que marque tendencia. Y sin rubor alguno, quince minutos después de terminado el debate, las televisiones hacen público a los cuatro vientos un ganador por un diferencia abismal. A partir de ese momento, a ver quien es el listo que se atreve a modificar "la noticia".
Pero por si eso no fuera suficiente, siempre tenemos un canal de televisión dispuesto a pagar favores. Es entonces -el día después- cuando la carnosa "periodista" aparece en pantalla con una entrevista de una hora -pelin grasienta- con el presidente del Gobierno y con una técnica tan simple como efectiva: "Yo le pongo, presidente, imágenes del debate del día anterior y usted tiene una segunda oportunidad para contestar al líder de la oposición". Hay que reconocer que el experimento es tosco pero eficaz y el presidente del gobierno durante una larga hora aprovecha su segunda oportunidad, mientras una hora antes el otro candidato se las veía con una entrevista más o menos dura y limpia.
Así se escribe la historia.
Y todo ello como música de fondo de un panorama periodístico en el que uno se duerme escuchando a los mismos tertulianos que le despiertan, surgiendo la inmediata duda de si estos colegas duermen en algún momento y confirmando, definitivamente, que el periodismo de trinchera es una realidad y no una hipótesis de trabajo. Cada cual esta posicionado antes, incluso, de que se hubiera iniciado el acontecimiento informativo.
Ante todo esto y muchas cosas más que han ocurrido en la campaña todos los días, uno sigue preguntándose y cada vez con más énfasis y vehemencia si son los medios y los editores los que están detrás de los partidos políticos o son los partidos los que están detrás de los medios y de los editores.
¡De Periodismo, con mayúsculas, ni hablamos!
Carlos Díaz Güell es vicepresidente ejecutivo de SERFUSION
No hay comentarios.:
Publicar un comentario