por Mariano Zapete C.
Tenía sobrada razón quien se inventó la frase popular "una cosa es con violín y otra cosa es con guitarra". Y si alguien tiene alguna duda, sólo debe leer los siguientes fragmentos del discurso pronunciado por el Presidente Leonel Fernández el 16 de agosto del 2004, cuando se juramentaba en el Congreso Nacional.
"El próximo gobierno está compelido a tomar un conjunto de acciones, entre las cuales, la más importante, tal vez, sea la de decretar que a partir de este mismo instante iniciamos un período de austeridad. Esa austeridad significa poner todo el empeño para reducir en no menos de un 20 por ciento el gasto del Estado".
"Hay muchos cargos públicos en exceso, creados mediante la tradicional práctica corrosiva de clientelismo o bien producto de las duplicidades de funciones dentro de nuestro aparato burocrático estatal. Esos serán suprimidos".
"Soy de los que creen, con absoluta firmeza y convicción, que las oportunidades de empleo tienen que ser iniciadas, fundamentalmente, en el sector privado, que es el gran creador de la riqueza nacional. La función del Estado, entre otras, debe ser la de hacer posible el cumplimiento de ese propósito". Termina la cita.A un año y tres meses de aquel discurso, aplaudido por millones de dominicanos, puedo asegurar, sin temor a equivocarme, que el presente gobierno es uno de los más clientelistas de la historia, en lo referente al uso de recursos del Estado para pagar sueldos a personas que no rinden ningún servicio a la administración pública.
La incoherencia entre el discurso del Presidente Fernández y la práctica de su gobierno en materia de austeridad se hizo evidente a pocos días de iniciada su gestión, cuando lejos de reducir los cargos inorgánicos, aumentó significativamente el número de secretarios de Estado sin cartera, subsecretarios, asesores del Poder Ejecutivo, subdirectores generales, vicecónsules y demás yerbas. Pero las cosas no terminan ahí.
Seis meses atrás, el Presidente Fernández se dejó convencer de que debía nombrar como inspectores, con sueldos de 20 y 15 mil pesos mensuales, a todos los activistas nacionales y presidentes de los comités municipales e intermedios del partido oficial que no tuvieran un empleo.
El número se aproxima a los 10 mil dirigentes, que los días 25 de cada mes acuden a distintas instituciones públicas a buscar sus cheques sin dar un golpe.La situación ha llegado a nivel de escándalo en los últimos dos meses, cuando el gobierno dispuso asignar sueldos de RD$3,800 mensuales a un promedio de 70 mil presidentes de comités de bases del Partido de la Liberación Dominicana en todo el territorio nacional, pagaderos a través de las gobernaciones provinciales. Para cobrar su botella, la única condición es que el beneficiario no sea empleado del gobierno.Para crear esta constelación de "botellas moradas", se ha argumentado que esos "compañeros" están en pésimas condiciones económicas, fruto de la alta tasa de desempleo que afecta al país y a la crisis en que el gobierno pasado sumergió a las familias dominicanas.
Y yo me pregunto: ¿a caso la crisis económica afecta sólo a los peledeístas? ¿Es justo utilizar los recursos de todo el pueblo para privilegiar a unos cuantos por el simple hecho de pertenecer al partido de gobierno? ¿Está el gobierno del Presidente Fernández al servicio exclusivo de los miembros del PLD? ¿No sería más honorable, justo y honesto poner a esos dirigentes a prestar algún servicio al pueblo?No entiendo cómo es posible que en tan poco tiempo los peledeístas se hayan olvidado de la acritud con que denunciaban el clientelismo del gobierno de Hipólito Mejía, comenzando por el Presidente Fernández.
Habiendo sido alumno del Presidente Fernández y conociendo su claridad de pensamiento, no entiendo cómo es que se ha convencido de que tiene sentido mantener una práctica tan nociva para el desarrollo de un país, como lo es el clientelismo y el privilegio a favor de un pequeño grupo, en detrimento de la mayoría de la población.Cuantas botellas, profesor. Esas "botellas moradas" nos confirman que la diferencia se perdió.
Que el discurso de austeridad, de justicia, de equidad, de ideas nuevas, de eficiencia y de respeto a todos por igual, sólo discurso es. Y que tienen razón los que afirman: "una cosa es con violín y otra cosa es con guitarra".
zapecorniel@gmail.com
jueves, marzo 27, 2008
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