De la Oficina de prensa Campaña MVP
Por Jorge Herrera
El candidato del Partido Revolucionario Dominicano (PRD), ingeniero Miguel Vargas, anunció al país el recién pasado 17 de marzo que el doctor José Joaquín Puello es su compañero de boleta para el venidero escrutinio electoral del 16 de mayo.
Pienso que la elección no podía ser más atinada y, por demás, excelente, no obstante que se mencionaban potenciales acompañantes con muchos méritos acumulados dentro del partido blanco, como la doctora Milagros Ortiz Bosch, la señora Peggy Cabral, la licenciada Sonia Guzmán de Hernández y el licenciado Andrés Bautista, entre otros, y la señora Melba Segura de Grullón, de trayectoria cívica encomiable en el quehacer social dominicano.
Sin embargo, confieso que, en honor a la verdad, me alegro de que la elección recayera en el eminente médico neurocirujano, pero que, al mismo tiempo, lo siento. Me alegro porque el perfil más que humano, filantrópico, del doctor José Joaquín Puello, es la mejor garantía de que ni el criterio burocrático ni el criterio político, per se, serían determinantes para él frente a una decisión de conciencia.
Y lo siento, porque su desprendimiento y su desinterés, su solidaridad y su nobleza, y su prestigio y su fama, frutos de la hombría de bien que siempre ha irradiado, han quedado, a partir de su escogencia, a expensas de la maledicencia, la envidia y la infamia de lo más perverso que encarna la negación bochista.
El temor no es vago ni mal fundado. Bastaría con recordar las temerarias aseveraciones del señor secretario Administrativo de la Presidencia, quien ante el liderazgo del doctor Puello en el sector externo, reaccionó como un furibundo, y tuvo el cretinismo de publicar en espacio pagado, una supuesta prueba de verdad sobre lo que afirmaba que se desmentía a sí misma y, al mismo tiempo, lo evidenciaba como fabulador y mentiroso.
Sin embargo, hay más, y muy reciente. En una crónica que aparece en la columna “2008 ELECCIONES” de El Nacional del miércoles 19 del presente mes, pagina 17, escrita por el periodista Alberto Caminero, el secretario de Estado de Trabajo con el nocivo veneno que supuran el resentimiento y la amargura, considera “como una afrenta contra” (sic) los dirigentes históricos del PRD, la selección del ilustre neurocirujano.
Parece que el pánico se adueñó del cerebro del también miembro del Comité Político peledeista, pues fue tanta la ofuscación que en su afán de sembrar cizaña olvidó que en el año 2000 el ingeniero Amílcar Romero, no fue una afrenta para él ni para los demás “dirigentes históricos” del PLD cuando el licenciado Danilo Medina lo eligió como su compañero de boleta.
Denunciar y condenar la vileza del primero me costó la cancelación de mi programa “Las Cosas Como Son” que se difundía por el canal 19 de Cinevisión, por presiones desde la sede gubernamental, según me informaron los ejecutivos de la televisora con evidentes temores de represalia.
Parece que fue tanta la presión que ni siquiera la intervención del presidente del PRD, el hermano y compañero ingeniero Ramón Alburquerque, pudo evitar que se me coartara el derecho a la libre expresión que consagra en el numeral 6 del artículo 8, de manera amplia y taxativa, la irreverenciada Constitución de la república.
Más, no importa que se haya acallado mi expresión oral. Mi voz nítida, vibrante y comprometida con las mejores causas del país, ahora escrita, siempre retumbará solidaria con los mejores dominicanos. Con los dominicanos como el doctor José Joaquín Puello, el prohombre que tenía reservado el destino para darle brillo y sentido, al todavía hoy irrelevante rango vicepresidencial.
(El autor es locutor, abogado y politólogo)
domingo, marzo 23, 2008
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