lunes, marzo 24, 2008

Coctelera

Hoy, Matutino Dominicano

”¿Hablar de reforma agraria integral en esta época? Ni Chonchol cree en eso”. Farmacia Mella...

Leí en El Nacional del pasado 11 de marzo, un artículo del periodista Guido Féliz, intitulado “El que aborrece la corrección”, artículo que constituye, en esencia, un merecido reconocimiento a ese maestro de periodistas que fue el licenciado Manuel Valldeperes, último director de la radio de los republicanos antes de la victoria fascista del general Francisco Franco en la guerra civil española. Conocí a don Manuel cuando ingresé a La Nación en 1951 y me impresionó su trato amable con sus subalternos. El brillante intelectual catalán, al frente de La Nación, tuvo que torear, “a lo amarillita” situaciones complicadas que se presentaban en una época sumamente difícil. Nunca olvidaré un rasgo de valor y de nobleza ofrecidos por don Manuel, quien se jugó su seguridad profesional y personal con su actitud...Una noche, el general Federico Fiallo esperó que el editor internacional, doctor Carlos Curiel, terminara sus labores y lo arrestó cuando dejaba el periódico en la avenida Mella. Carlos permaneció varios meses detenido y todos en el diario sabíamos de sus actividades antitrujillistas. Cuando Carlos fue puesto en libertad, don Manuel mandó a buscarlo y le entregó sus salarios, pidiéndole que fuera a ocupar su cargo, pues nadie le había pedido que le cancelaran. Curiel, otra alma noble, renunció para evitarle problemas a don Manuel...

Al iniciarse 1966, volví a trabajar con don Manuel, esta vez en El Caribe. Don Manuel tenía la cabeza de la mesa de correctores de estilo, junto al historiador Manuel Arturo Machado Báez. Allí estaban el eterno titulador, Emilio Mckinney Rodríguez, y Dinorah Industrioso, quien editaba los cables internacionales. Por esa mesa pasaron, junto a don Manuel, periodistas de fuste como José Goudy Prat Pierret, Manuel Severino, Miguel Guerrero, Antonio Emilio Ornes, Alvaro Arvelo hijo y el propio Guido Féliz...

Mientras laboraba en El Caribe, don Manuel sufrió un derrame cerebral y jamás pudo retornar al trabajo. El doctor Germán E. Ornes mantuvo a don Manuel en la nómina de la empresa hasta la hora de su muerte. El periodista Féliz hace un magistral retrato del maestro cuando escribe: “...lo grande en don Manuel era su humildad, su compañerismo, su camaradería, el no creerse mejor ni superior que nadie en su entorno, aunque por sus conocimientos y su experiencia tanto en el mundo periodístico como en la esfera literaria (como se evidenciaba en la erudición crítica de su columna “Brújula de las Letras y las Artes) merecía el respeto y el reconocimiento de todos”. El periodista Féliz culmina su trabajo con bellas expresiones dedicadas al maestro.

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