POR JUAN JOSÉ AYUSO
La semana antepasada, en corrillos y mentideros se dijo que los partidos se reunirían para tomar una decisión frente al uso y abuso de los recursos del Estado por parte del presidente y candidato Fernández y el Partido de la Liberación.
De ese uso y abuso se hacen eco a diario los periódicos y programas noticiosos de radio y televisión, políticos de todos los colores excepto el morado y, apropósito del color, obispos y sacerdotes de la iglesia católica.
El presidente de la Junta Central Electoral, Julio César Castaños Guzmán, decidió intervenir en el caso, como autoridad suprema en la actividad.
Produjo una primera intervención para recordar a los partidos que, en caso de retirarse de las elecciones, tenían que devolver los recursos recibidos hasta el momento del Estado y vía JCE.
Una segunda, días después, volvía a advertir a los partidos que la JCE organiza las elecciones y que las celebraría con los partidos que decidieran concurrir a los comicios.
Aunque fuera uno solo, puede agregarse, y alguno que otro que, como hizo en 1970 Luis Homero Lajara Burgos frente a Joaquín Balaguer y ante la abstención a que llamó el Partido Revolucionario, decidieran “pescar en río revuelto” y siquiera así conocer una votación de más de mil o dos mil votos.
(En aquella ocasión, Balaguer encabezaba un gobierno con una alta frecuencia de persecución, espionaje y represión políticos y se aseguraba que quienes no tuvieran en su cédula el “votó” se encontrarían en problemas, y de ahí que, a pesar de la abstención, la gente votara por cualquiera que no fuera el candidato oficial, como por Lajara Burgos.)
El presidente de la JCE no encontró talento y argumentos para enfrentar a los rumores y decires acerca de la abstención, justificada por el uso y abuso de los recursos del poder de parte del presidente y candidato reeleccionista, y lanzó, primero, una advertencia con visos de chantaje (la obligación de los partidos de devolver el dinero recibido hasta el momento) y, después, la amenaza de celebrar comoquiera unas elecciones con un ganador predeterminado.
Quienes ponen en duda la integridad y la capacidad de los miembros de la JCE para la organización y el manejo político de las elecciones encuentran en estas últimas pruebas ofrecidas por el presidente del organismo la última razón para su suspicacia.
Cualquiera diría que el tema de las declaraciones de Castaños Guzmán habría sido sugerido por el presidente y candidato y su partido o que, sin necesidad de sugerencia, la naturaleza de sus simpatías u subordinación lo llevó a reaccionar como militante y dirigente del PLD.
Porque eso de chantajear y de amenazar no parece cosa de presidente o miembro de la Junta sino la primera respuesta que pudiera ocurrírsele a la trapacería politiquera de la militancia de rango menor.
“En buenas manos está el pandero”, solía decirse cuando el pandero no estaba en manos confiables.
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