jueves, abril 24, 2008

Sin temor ni favor



Por
Luis H. Arthur S. / El Caribe

Empresas eléctricas IV


La Comisión Nacional de Energía hizo un simposio internacional de energía, donde se presentaron buenas conferencias y se hicieron exposiciones de empresas nacionales y extranjeras, con marcado acento hacia la generación de energía renovable y la producción de biocombustibles y el ahorro energético.

La prensa días después nos informó de contratos para instalaciones importantes firmadas en el sector eólico y de biocombustibles.

Eran logros tangibles.

Este simposio vino precedido de la noticia de que el famoso reglamento que complementa la ley sobre energías renovables, que estuvo 11 ó 12 años en las cámaras legislativas, se oficializaría en esta oportunidad. Nada se hizo.

Han pasado muchos meses, y nada. Se dice que todo está detenido por que la CDEEE -ahora sin ingresos suficientes- exige que esos empresarios de generación eólica les vendan sólo a ella, como generadores IPPP que la ley no quiere, lo que necesariamente es introducir un nuevo intermediario en la cadena, que nada aporta, y los inversionistas, ante la consiguiente disminución de sus ingresos por venta, al tener ahora que compartirlo graciosamente, se han negado y exigen se cumpla la ley donde son considerados como empresas generadoras y poder vender y despachar prioritariamente a las distribuidoras directamente sus Kwh.

Mientras, todo está detenido por esta nueva muestra de inseguridad jurídica. La CDEEE ha quedado convertida en administradora de los dos contratos IPPP, que han distorsionado el sector y le han causado grandes pérdidas y tienen que desaparecer.

En tiempos de petróleo a 118 dólares el barril, de aumentos generalizados de precios, de recesión en EE.UU., nuestro gobierno reeleccionista, sacrifica al pueblo y promete acabar con los apagones, mientras, este jueguito retrasante, dañino y poco transparente se juega politiqueramente, una empresa, que la ley descuartizó y disminuyó en muchas otras que asumieron sus funciones, se niega a encogerse, a asumir su rol y cumplir con la ley.

Su vicepresidente que aspira no quiere ser menos.


El Gobierno nada hace, nada dice, sólo juega con la paciencia del pueblo y su capacidad de aguante, pensando que su palabra bonita y demagógica siempre le dará el triunfo y le permitirá seguir tratándonos como idiotas y tarados orgánicos.

luis@arthur.net

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