martes, abril 29, 2008

Al día

El Nacional, Vespertino Dominicano

POR JUAN JOSÉ AYUSO
1.- La ideología de Joaquín Balaguer era un compuesto del pensamiento que alcanzó su máxima expresión con la tiranía de Rafael Trujillo. Durante los primeros doce años de su gobierno directo puso en práctica la brutalidad y perversidad de los métodos y mentalidad del despotismo. Durante los segundos diez, estuvo obligado a liberalizaciones pero con sus ideas y conclusiones originales.

Juan Bosch era un demócrata de la “izquierda latinoamericana” y como tal se presentó y conquistó a los dominicanos de la coyuntura 1961-62, tiempo de turbulencia que siguió al ajusticiamiento del tirano. Si él y su grupo hubieran podido gobernar, América Latina en general viviría una democracia pero ese no eran el plan de Estados Unidos, que entienden a estos pueblos incapacitados para el régimen.

En ese predicamento lo encontró el golpe de Estado de setiembre de 1963, a tres meses de haber asumido el gobierno aunque se afirma que no el poder, que lo derrocó de manos de la oligarquía, las fuerzas armadas y el sector militar y civiles del gobierno de Estados Unidos.

Durante sus primeros doce años, lo que de alguna manera copiaría el dictador Augusto Pinochet en Chile y tras el golpe contra Salvador Allende en 1973, Balaguer puso en práctica una política de exterminio de disidentes y de expansión económica e inversión pública, como de fortalecimiento de clase media, junto a un método de corrupción particularizada y generalizada de manejo del erario que buscaba envilecer a los diferentes segmentos de la sociedad.

La política de Balaguer, durante los primeros ocho años, causó estragos entre perredeístas que no tenían convicción y formación democráticas, lo que movió a Bosch, en 1973, a renunciar del PRD para fundar al Partido de la Liberación, en 1973.

Cinco años más tarde, la victoria electoral del PRD llevó a Antonio Guzmán al poder –esta vez sí al poder-, y cuatro años más tarde a la reelección partidaria con Salvador Jorge Blanco.

Pero el bacilo de la ideología balaguerista había hecho mella en la mentalidad y la conducta de perredeístas y entre ellos, divididos a muerte más que con sus adversarios, se las ingeniaron para rehabilitar a Balaguer y colocarlo en 1986 de nuevo en el poder.

Balaguer mantuvo las líneas de su trabajo de gobierno pero, en el orden ideológico, acrecentó la desmoralización de la actividad política y convirtió en paradigma una politica de “resultados” que se materializaba en continuar en el poder a como diera lugar y en construir avenidas, puentes, carreteras, edificios públicos y, en el aspecto de la infraestrucura, presas de riego e hidroeléctricas.

La malversación y dispendio de los recursos del erario para beneficio de paniaguados y turiferarios disfrazados de “dirigentes” del Partido Reformista Social Cristiano, el enriquecimiento ilícito y el uso sin principios ni escrúpulo de los fondos públicos para provecho político se convirtieron en los ejes doctrinarios de la escuela balaguerista.

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