martes, abril 29, 2008

Sin temor ni favor


Por Luis H. Arthur S. / El Caribe

Dinero malgastado I

El dinero que gasta el candidato a la reelección, a manos llenas, que parece incapaz de acabarse, mucho más que los demás partidos políticos de oposición, algunos de los cuales cuando les ha tocado gobernar han hecho lo mismo, por lo que no sería temerario pensar que han tomado y ahora toman los recursos del estado para los fines continuistas.

Ese dinero llega a quizás un millón de personas en forma de ayuda selectiva en nominillas a correligionarios y en ayuda a pobres, viejos, estudiantes… para lograr un compromiso electoral, ya que no existe una ley ni reglamento que establezca los requisitos para lograr ser incluido en ese reparto, del que tampoco se sabe cuál será su duración, ni su forma operativa, fuera de la medalaganaria y de conveniencia partidaria puntual de las autoridades actuales.

Algunos dicen que todo este dinero permea a muchos, aunque sea malgastado en propaganda, caravanas, anuncios…

Y es cierto. Cualquier dinero que circula, sin importar si es oficial, externo, limpio, sucio o lavado, propio o ajeno, de fortunas rancias o nuevas, tiene la capacidad de multiplicarse al pasar de mano en mano y acelerar muchos sectores de la economía.

Los economistas lo pregonan constantemente. Pero no es lo mismo que yo regale en un barrio un millón de pesos en una derrama aun filantrópica, a que yo derrame esa misma cantidad en obra de mano para la erección de una fábrica que además va a seguir produciendo ingresos a muchos al través de empleos, que como dinero va a multiplicarse igual, pero va a dar un bienestar prolongado.

No es lo mismo gastar dinero en educar a un hijo, que hacerlo en parrandas repetitivas cada vez que me entre algo. Así, el gobierno nos sacrifica como pueblo al tomar dinero de nuestros impuestos, para borracheras electorales, donde el pueblo solo tendrá la resaca posterior, y nuestros recursos, pocos y necesarios, se van como se va un ventarrón, sin mover molino.

Nadie está opuesto a la justicia social, a que a los pobres se les ayude a salir de su estado de dificultades, pero todos sabemos que con esta dilapidación de nuestros recursos, estamos logrando todo lo contrario, aumentar la masa de vagos que requieren de ayuda constante, y cuando no haya o escasee el alimento de la boa, a Dios que reparta suerte. Sólo vemos el presente.

luis@arthur.net

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