Jaime Aristy Escuder
El gobierno de Leonel Fernández ha perdido el control del gasto público y de los precios internos en medio de un entorno internacional que amerita una política de austeridad. Las cifras oficiales reflejan que la administración actual está abusando de los recursos del pueblo dominicano, en perjuicio de la estabilidad macroeconómica.
El deseo desmedido de lograr la reelección presidencial ha provocado que el gasto público corriente –sin incluir los intereses de la deuda pública- se eleve en el primer trimestre del año 2008 en 12,254.7 millones de pesos, representando un incremento de 37.3% con relación al primer trimestre del año anterior. En ese gasto se incluyen los pagos a nuevos “empleados” públicos –antiguos opositores al régimen-, la compra de combustible para participar en caravanas, los mayores gastos en propaganda reeleccionista y las erogaciones por concepto de adquisición de alimentos que se entregan en cajas adornadas con el slogan que promueve a Leonel Fernández.
El desbordamiento del gasto público corriente es más grave si se compara con relación al año 2004. El promedio del gasto corriente del primer trimestre del 2008 supera en 135% al gasto promedio mensual del 2004. Ese resultado echa por tierra la promesa que Leonel Fernández realizó en su discurso de toma de posesión cuando señaló: “Reduciremos el gasto corriente en un 20%.” Ese comportamiento del gasto público también revela la violación de la Ley de Austeridad, aprobada en diciembre de 2006 con el objetivo de reducir en 17,500 millones de pesos el gasto público.
El excesivo incremento del gasto corriente registrado en el presente gobierno fue financiado mediante la aplicación de tres reformas tributarias. Se estima que cuando la presente administración entregue el poder en agosto de 2008 habrá recaudado una suma superior en 425,000 millones de pesos al nivel de ingresos recibido por el gobierno del PRD. Cabe resaltar que ese voluminoso monto de recursos se encuentra incluido en la estructura de costos y precios, disminuyendo considerablemente el poder de compra de los consumidores dominicanos. Por ese motivo la gente dice que “no hay un chele en la calle” y que los colmados y supermercados se han convertido en verdaderos museos.
La aceleración del gasto corriente, que se registra en el primer trimestre del año 2008, ha estado influyendo sobre los aumentos de precios de los artículos de primera necesidad. Debido a que el gasto público supera lo estimado en el Presupuesto de Ingresos y Ley de Gastos Públicos de 2008, se está registrando un exceso de demanda agregada que obligará a las autoridades a reducir el gasto o a elevar las recaudaciones impositivas para evitar la inestabilidad de la tasa de cambio. Se prevé que si la presente administración se impone en las elecciones sería aplicada una nueva reforma tributaria que incrementaría la tasa del impuesto sobre la renta a 30% y la tasa del Itbis a 18%, que incluiría en la base del Itbis a decenas de artículos de la canasta básica y que aumentaría los impuestos selectivos ad valorem que afectan el consumo de las bebidas alcohólicas, cervezas y cigarrillos, entre otros.
El entorno recesivo internacional requiere que se aplique una política de austeridad pública. El descenso de la demanda estadounidense, la disminución de las exportaciones de bienes y servicios dominicanos, el descenso de los ingresos por remesas y la menor afluencia de recursos financieros e inversión extranjera directa obligan al gobierno a reducir su gasto corriente para mantener la estabilidad de precios y de la tasa de cambio. Lamentablemente, Leonel Fernández conceptualiza que la crisis económica estadounidense favorecerá a la República Dominicana y, en consecuencia, su gobierno se puede dar el lujo de continuar gastando alocadamente. Mientras tanto, los precios de los artículos de primera necesidad suben aceleradamente, empobreciendo aún
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