martes, abril 29, 2008

La columna de Miguel Guerrero


Por Miguel Guerrero / El Caribe

La reelección presidencial sepultará grande anhelos del pueblo dominicano. Principios básicos como el respeto a los espacios de los partidos de oposición, el no uso de los recursos públicos con fines electorales, la estricta observación de la Constitución, entre muchos otros, quedarán pulverizados.

El contrato con la SunLand y el paradero de los 130 millones envueltos en esa operación, tal vez la más oscura realizada por gobierno alguno en la historia de la república, se archivará para siempre y los responsables de esa ofensa a la nación continuarán pontificando y mostrando senderos de moralidad al pueblo dominicano.

La campaña presidencial ha puesto en evidencia la terrible debilidad de las instituciones políticas del país y la falta de voluntad y conciencia de muchos de aquellos encargados de hacerlas valer.

La Junta Central Electoral, por ejemplo, emitió una tímida y tardía resolución para “pedir” al Gobierno que dejara atrás la odiosa práctica de utilizar los infinitos recursos del poder para ponerse en ventaja sobre sus adversarios.

La ley le obliga a velar porque esas cosas no sucedan, como garantía de que los procesos electorales, como manda la ley, se den en términos iguales para todos los partidos y candidatos.

El Gobierno ha hecho caso omiso de esa disposición y ha incrementado esa práctica, como se hace evidente a simple vista, y la JCE no ha sido capaz de asumir su obligación, ahogándose en cambio en estériles y peligrosas disputas internas que cuestionan seriamente su capacidad para arbitrar el proceso con imparcialidad.

En cuanto a la Suprema Corte de Justicia el país ha perdido toda esperanza de que falle las instancias sobre el contrato con la Sun Land a su cargo desde el año pasado.

Ningún otro gobierno había mostrado tanto desprecio por las reglas y la opinión pública como el actual.

La reelección legitimará sus prácticas.

Miguel Guerrero es escritor y periodista
mguerrero@mgpr.com.do

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