miércoles, abril 16, 2008

El transfuguismo de Miguel Soto Jiménez y Johnny Ventura.

Por: Miguel Espaillat Grullón,
New York, 16 Abril / 2008


En el ideario de Juan Pablo Duarte, compilado por Vetilio Alfau Durán en un opúsculo editado por el instituto Duartiano en el año 2005, en su pagina 20 con el titulo “la delación” se lee lo siguiente, “Se prohíbe compensar al delator y al traidor, por más que agrade la traición y aún cuando haya justos motivos para agradecer la delación” y en la pagina 22 del mismo opúsculo se lee respecto a los traidores lo siguiente, “mientras no se escarmiente a los traidores como se debe, lo buenos y verdaderos dominicanos serán siempre victimas de sus maquinaciones”. - Mas claro de ahí no canta un gallo-

Es una lastima que Soto Jiménez lleve el nombre de Miguel, pues ese nombre, por lo de San Miguel Arcángel está asociado, con un ente espiritual de luz, que combate el mal, es decir que no hace parte alguna con cosas, individuos, o asociaciones que se debatan en las tinieblas.

Soto Jiménez, fue por 4 años secretario de Estado de las fuerzas armadas en el gobierno del dañino Hipólito Mejía, es decir ocupó la posición más alta de esa institución en grado y jerarquía. Fue tanta la confianza y la estima de Hipólito para con este militar, que incurrió en la violación de la ley orgánica de aquella institución para mantenerlo en el cargo más allá de lo permitido legalmente. Este gran afecto y confianza tenía sus raíces en que Soto había sido apreciado por el Dr. Peña Gómez, para ocupar esa posición en un virtual gobierno suyo, en consecuencia, con este nombramiento se complacía póstumamente la voluntad del extinto líder del partido blanco, con lo que además, se cría, se aseguraba la lealtad de las fuerzas armadas al gobierno Perredeista en el poder.

Por todo este tiempo Miguel Soto se lucró del gobierno del gurabero sin que nunca se lo encontrara malo. Pero por ironías de la vida, ahora resulta que el señor Jiménez, vituperando al gobierno del cual fue parte, ha cerrado filas con los que impidieron de manera sórdida, vil y deleznable, que su mentor y protector, doctor José Francisco Peña Gómez, llegara al poder, donde él con toda seguridad iba a ser el jefe militar máximo, tal como después quedó fehacientemente demostrado.

En este nuevo estadio de su existencia, con todas sus necesidades materiales cubiertas, el ex general como para complementar su holgada vida quiere llenar los intersticios de la misma con la política y la literatura. Eso está bien, pero vamos a sincerarnos. El ex funcionario nos habla de los males del país y de sus soluciones con acciones que nos lleven a conformar una V Republica verdaderamente democrática.

Pero él tuvo la oportunidad de hacer algo revolucionario por el país, tal como lo intentó hacer Chávez en Venezuela. Ello pudo ser en el momento aciago, en que Hipólito nos llenaba de vergüenzas y de miserias. Pero no, al ex general le gusta coger los mangos bajitos, y prefirió el solaz de su mansión veraniega en las majestuosas montañas de Constanza, mientras al país se lo llevaba el mismísimo diablo en manos de Hipólito y sus acólitos. Ante esta caótica situación, en el ínterin de su secretaria se hizo el desentendido de la situación terrible que estaba viviendo el pueblo dominicano, mientras él engrosaba su patrimonio y aseguraba su futuro. Esperó “estoicamente”, “sufrió indignaciones” callado, para después dejar entrever su disgusto con Mejía y el PRD uniéndose al PLD en el proyecto de la liberación dominicana.

Actualmente el ex en cuestión, con su presente económico resuelto y futuro asegurado, se dedica a tiempo completo a la promoción su proyecto político por medio a la difusión de sus libros y conferencias, para llevar a cabo sus utopías, sueños o fantasías de liberación del pueblo dominicano.

¡Ahí concho primo! Con esta historia de su vida, y con la experiencia que ya hemos acumulado de los políticos dominicanos, ¿quien creerá en la seriedad de ese proyecto político V Republica y en que vos sois una reserva moral para la patria?

En cuanto al encantador de serpientes Johnny Ventura, su transfuguismo es imperdonable. ¿Cómo pudo él romper esos lazos tan fuertes de militancia y gratitud que lo unían al PRD y a Peña Gómez? La posible respuesta solo la encuentro en su pobre formación política e ideológica. Sus tantos años gastados entre los cabaret’s nocturnos de dudosa reputación regenteados por Herminia y Meneíto; que Cambumbo si quiera fue leal hasta la muerte, a lo que consideró patriotismo, en cambio su relaciones con los dos primeros no le permitieron formarse una mentalidad con fuertes convicciones políticas y sociales, y de acrisolada moralidad. A él como nos dice Rodolfo de la cruz se le apagó el cachimbo de la dignidad, y se le destiño el negro de la integridad.

Sea como fuera o por lo que sea, un hombre tiene que cargar con sus errores. Juan Isidro Jiménez Grullón, delante del cual tanto Soto como Yohnny no pasan de ser dos enanos, tuvo que cargar toda su vida con el tremendo error de haberse unido a los golpistas que derrocaron a Juan Bosch en el año 1963. Pese a que después se autocriticó e hizo un MEA culpa, eso no le bastó para reivindicarse ante la historia y frente al pueblo dominicano. Esa equivocación, pese a su brillantez intelectual, lo enterró políticamente de por vida y lo marcó históricamente con indelebles manchas.

Con este transfuguismo, el general Soto Jiménez y Yohnny han cavado su propia tumba. El rechazo del pueblo peerredeísta y soterradamente de los peeledeístas hacia ellos, es en este momento unánime, a tal punto que muchas personas que no tenían ánimo en votar, ahora, indignados principalmente con Juan de Dios, están decididas a hacerlo por el candidato del PRD.
Y es que como sostenían Juan Pablo Duarte, Napoleón Bonaparte, Simón Bolívar, José Martí, y otras tantas personalidades históricas, “los traidores lejos de mí”. Los tránsfugas son traidores, y como tal merecen el desprecio del traicionado y la desconfianza del favorecido con la traición, además, ante estas acciones desleales Juan Bosch, sostendría lo mismo, y Peña Gómez le diría sorprendido a ambos tránsfugas ¡y hasta ustedes brutos me traicionan! ¿Por qué mejor no lucharon para rescatar nuestro PRD, para que volviese a ser la esperanza nacional?

A estos tránsfugas, solo me resta decirles, “La ingratitud es un don de los miserables. ¡OH Peña en tu grandeza espiritual, perdónalos, porque no saben lo que hacen!

Miguel Espaillat
Bronx, NY
Abril/ 2008

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