Los cambios que se han precipitado en los mercados globales de los alimentos se han convertido en el principal foco de preocupación de los administradores de la cosa pública que aspiran a la reelección
Por Osvaldo Santana / El Caribe
El incremento de los precios internacionales de los alimentos y su repercusión local ha estresado la marcha de la candidatura del presidente Leonel Fernández. Al mismo tiempo, ha dado aliento a su principal contendor, Miguel Vargas Maldonado, que cifra en el descontento que esa circunstancia pueda generar en los electores, un cierto repunte de su oferta.
Pero al margen de lo que pudiera ser el impacto del tema en la política, la realidad inevitable es que el acceso a la comida es una cuestión fundamental en la vida de la República Dominicana y deberá ser reasumida por todos después del 16 de mayo.
Las abundantes noticias provenientes del exterior y las que se desarrollan en el escenario nacional confirman una tendencia preocupante en marcha de las economías dominicana y mundial. El secretario general de la Organización de las Naciones Unidas (Onu) advertía el viernes que “la severa alza en los precios de los alimentos se ha convertido en una verdadera crisis global”.
Ban Ki-moon no ocultó la inquietud de la ONU por la situación y anunció que el Programa Mundial de Alimentos (PMA) pidió 755 millones de dólares adicionales para los programas de asistencia a naciones del Caribe, África y Asia que como Haití han sufrido estallidos de violencia por carestía y escasez. Josette Sheeran, directora ejecutiva del PMA, dijo que su agencia enfrenta un incremento de 40% de los costos de alimentos y los pedidos de ayuda son tantos que no todos pueden ser atendidos.
El panorama no es nada halagüeño. El Banco Mundial anunció un acuerdo internacional para delinear un “Nuevo Tratado para una Política Mundial de Alimentos” y pidió a los países donantes cumplir pronto sus compromisos de completar un faltante de 500 millones de dólares en la ONU, destinados a amortiguar el hambre global.
El presidente del BM, Robert Zoelick, habló junto al secretario de Hacienda de México, Agustín Carsten, quien dijo que la triplicación de los precios internacionales de los alimentos en los últimos tres años “potencialmente pondrá a más de 100 millones de personas en países de bajos ingresos en situaciones críticas”.
La escasez de alimentos ya perturba a países ricos como Estados Unidos, que la semana pasada vio perplejo que dos grandes cadenas comerciales limitaron la venta de arroz a cuatro bolsas de nueve kilos por persona. Y en países exportadores como Tailandia, Vietnam y Brasil los consumidores han sufrido aumentos de precios.
Sólo en Tailandia el arroz aumentó un 40%. ¡Increíble! En República Dominicana, en medio de un proceso electoral, consumidores se dan el lujo de consumirlo por debajo de su costo, a un precio subsidiado.
En Centroamérica el problema también es objeto de análisis y preocupación. Los ministros de Agricultura aprobaron en Panamá una “Estrategia Regional Agroambiental y de Salud”, para garantizar la seguridad alimentaria y la producción sostenible en la región. Aspiran aumentar la producción de granos básicos y la búsqueda de alternativas alimentarias con énfasis en dietas autóctonas y la defensa de la canasta popular.
La fiesta electoral probablemente no permita que los dominicanos valoren adecuadamente la gravedad de la situación y su perspectiva, especialmente si se toma en cuenta que no menos del 50% de los productos que se consumen en el país son importados.
Un estudio dirigido por Luis Manuel Piantini, ex vicegobernador del Banco Central, destaca que desde 2004, el arroz ha aumentado un 174 por ciento, el maíz un 163%, el trigo un 132%, la soya un 96% y la leche un 52%.
Gobiernos Y comida
Es más que evidente la implicación en la gobernabilidad del tema de los alimentos. Ahora resurgen viejos temas de la agenda nacional, como el valor estratégico de la producción local de alimentos como una cuestión de seguridad nacional.
La cuestión es clave para un Partido de la Liberación Dominicana (PLD) que aspira a quedarse en el poder y que había cifrado como ganancia fundamental de su gestión la estabilidad macroeconómica y de precios.
Para mantener la situación en términos manejables en medio de la campaña electoral, el gobierno ha recurrido a subsidios masivos. La política de estabilización de precios a seis artículos: arroz, aceites, harina, habichuelas, pollos y huevos difícilmente durará más allá de las elecciones.
Sumados a los subsidios a los transportistas a través del gasoil, a los consumidores directos a través del gas y a otros de la electricidad, con un petróleo cada vez más caro, hasta 120 dólares el barril la semana pasada, sugieren cambios fundamentales en las políticas públicas para garantizar la gobernabilidad.
Al margen de los resultados electorales, el gobierno o las fuerzas triunfantes del proceso electoral, deberán reasumir la agenda económica nacional.
lunes, abril 28, 2008
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