POR RADHAMÉS GÓMEZ PEPÍN
Ya en el tramo final de esta agotadora y frustrante campaña electoral con miras a las elecciones del 16 de mayo, es conveniente estar preparados para cualquier cosa por descabellada que pueda parecer.
Si hasta ahora ha habido saturación de propaganda aburrida, todavía quedan 16 días para llegar más lejos.
Vean un ejemplo. A las carteras de mujeres habitualmente las rellenan de papeles para mantenerlas con cierta configuración. Casi siempre se trata de papel de periódicos.
Pues bien, una tienda de Santiago vendió una cartera, la semana recién pasada, y el papel de relleno llevaba impresas todas las consignas habidas y por haber y fotografías del candidato del Partido de la Liberación Dominicana.
Imagínense lo que sucedió cuando la destinataria de la cartera era una furibunda simpatizante del PRD (Partido Revolucionario Dominicano) que interpretó el regalo como una burla de mal gusto. El lío terminó en la tienda que vendió la cartera y las excusas habituales en estos casos.
Pero hay más. A la entrada de una iglesia católica de la Capital me cuentan que había varias muchachas que repartían estampillas de esas que sirven de recordatorios en las misas de difuntos.
Todos aceptaban la estampilla, pero a la hora de leerlas se enteraban de que eran una burla hasta con fotografía del candidato del PLD. Las protestas fueron a parar a la sacristía. Casi todos dijeron que era algo preparado por el PRD, para confundir.
En ambas ocasiones se trata de bromas más o menos simpáticas a consecuencia de las cuales nadie debía enojarse en modo alguno, aunque se sienta burlado.
El asunto está en que tales bromas no excedan los límites tolerables y no vaya a suceder lo mismo que con el día de San Andréa, que comenzó con lanzamientos de almidón o polvo de talco y terminó con huevos y excremento humano. Por eso ya ese día pasa sin pena ni gloria.
Creo que algún organismo intermedio de los partidos es el encargado de estas minucias que no siempre son tales y que, en epidermis sensibles, podrían traer problemas.
Esto es así, si se recuerda que más de una tragedia ha comenzado por asuntos baladíes y hasta por el cobro de cinco o diez centavos. Hay que tener cuidado.
He preferido hacer esta especie de alerta antes que ponerme a pontificar sobre las elecciones y hablar de los favoritos o de aquellos que van a sólo perder el tiempo, o a prepararse para el 2012.
Porque, aunque haya quienes hagan lo contrario, prefiero preservar la vida de cualquier humano, o tratar de hacerlo, antes que ponerme a decir mi pensamiento para, si se puede, intentar influir los de otros.
Esa no es mi tarea.