CLARA MARTÍNEZ TURCO
EL UNIVERSAL, CARACAS
Entrevista Diego ARRIA, ex embajador de Venezuela ante Naciones Unidas
Asegura que el Gobierno intentará alargar votación hasta el 3 de diciembre
"Venezuela no gastó nunca, ni en una sola taza de café, para resultar electo al Consejo de Seguridad". Así lo recuerda el ex embajador Diego Arria, quien en 1991 llevó al país a obtener su cuarta membresía no permanente ante el máximo ente de la Organización de Naciones Unidas (ONU).
Hasta la elección iniciada el pasado lunes, Venezuela siempre había sido elegida por "unanimidad" de la Asamblea General y sin que se discutiera el derecho que el país tenía a ocupar uno de los dos asientos que corresponden al Grupo de Latinoamérica y el Caribe (Grulac).
Aunque reconoce que "ningún venezolano puede regocijarse de que Venezuela pierda", asegura que los resultados obtenidos representan un fracaso diplomático para el gobierno del presidente Hugo Chávez.
-¿Cómo evalúa los resultados de las 35 rondas de votación que se han realizado hasta ahora, en las que Venezuela ha obtenido un promedio de 78 sufragios contra los 105 de Guatemala?
-Actualmente, las rondas de votación están congeladas, a pesar de que el Gobierno venezolano había asegurado que tenía el consenso necesario para entrar al Consejo de Seguridad y lo que tenía era poco menos de 40% de los votos. Si Venezuela no tuviese el apoyo de Cuba en las negociaciones habría sacado menos de 50 votos. Además, el resultado que ha tenido Guatemala está demostrando que el mundo sí reconoce los esfuerzos de los países serios y que premia a aquellos Estados que estén dispuestos a cooperar en el mantenimiento de la estabilidad y la paz internacional.
-¿Por qué Venezuela no ha obtenido el apoyo que esperaba?
-En Naciones Unidas circuló un video donde el embajador Francisco Arias Cárdenas describe al jefe de Estado de una manera cruel e incluso dice que tiene las "manos ensangrentadas" de venezolanos inocentes. Esto ha tenido un efecto terrible entre los miembros del organismo porque no entienden cómo un diplomático puede hablar así de su jefe de Estado. Esto combinado con las intervenciones del mandatario en la Asamblea General y otros hechos, como su visita a Saddam Hussein violando normas del propio Consejo de Seguridad.
-La mayor votación de Venezuela fue en la sexta ronda, cuando empató con Guatemala, ¿por qué este cambio?
-En las votaciones de Naciones Unidas se dan generalmente distintos tipos de apoyo. Hay uno que es incondicional hasta el final del proceso, como el de Cuba con Venezuela. Otros se dan por un determinado número de rondas y si no se alcanza la mayoría en un número determinado de rondas el país quedó liberado. Eso fue lo que pasó. Unas partes se liberaron y votaron a favor de Venezuela, en la única ronda que empató con 93 votos. Pero cuando la comunidad internacional se dio cuenta de que corrían el riesgo de que el desenlace fuera distinto a las rondas anteriores, inmediatamente dieron vuelta y cambió la tendencia, que se ha mantenido ininterrumpidamente.
-La Asamblea General dio un receso de cinco días antes de continuar la elección, ¿logrará Venezuela conseguir los votos que le faltan y entrar al Consejo de Seguridad?
-Venezuela no va a ingresar al Consejo de Seguridad, porque la comunidad internacional no lo admitió. Si Venezuela hubiese estado en las condiciones en las que en tantos años manejó su política internacional, con credibilidad y seriedad, habría sido electa por unanimidad. Es una pena que ahora tengan que luchar hasta ver a dónde los lleva. Sin embargo, no va a renunciar a su candidatura y tampoco lo hará Guatemala. Tengo la impresión de que se quiere mantener esta lucha hasta el 3 de diciembre, porque es una manera de mantener a la opinión pública nacional pensando que están luchando contra el Imperio y distraer a los venezolanos de los problemas internos.
-¿Pudiéramos tener un candidato de consenso?
-Eso sería lo lógico en circunstancias normales. En nuestro caso es más complicado. Se habla de Uruguay, pero esto es buscar otra vez a un aliado político suramericano en perjuicio de Centroamérica, un área que pocas veces está representada en el Consejo de Seguridad. Para mí, el único país que pudiera tener el peso específico para imponerse sobre ambos es México, que goza de prestigio internacional y que tiene relaciones muy importantes con la región, menos con Venezuela.
-Si el consenso parece tan distante ¿cómo se podrá elegir este asiento?
-Venezuela va a insistir de nuevo. A menos que estos días, alguno de los que apoya a Venezuela le diga "hasta aquí llegamos". Brasil, que aspira a ser un miembro permanente en una eventual ampliación del Consejo de Seguridad, tiene la gran oportunidad de interponer su peso e influencia sobre Venezuela y no quedarse como un inocente espectador de lo que está aconteciendo en Naciones Unidas.
-La candidatura de Venezuela ¿es realmente una lucha contra el "Imperio" estadounidense?
-El Gobierno ha buscado la manera para no decir que han sido vencidos por un pequeño país. Así aseguran que se trata de una lucha contra el Imperio pero Guatemala no es el Imperio, es el país que ya venció a Venezuela hace cinco meses en el Consejo de Derechos Humanos y de nuevo el mismo país los está venciendo.
-¿Qué impacto tienen estas votaciones en el Gobierno?
-Venezuela tiene 40% y Guatemala 60%, a pesar de que el Gobierno había asegurado que tenía mayoría. Si quisiéramos hacer una equivalencia, cuando el Gobierno dice que tiene 60% de los votos para las elecciones del próximo 3 de diciembre, pudiera resultar que en realidad tiene 40%. Estos números deben estar en la cabeza de los que manejan la política local, porque si el mundo les dijo eso, en Venezuela les pudieran decir lo mismo.
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