lunes, octubre 16, 2006

Un gran negocio en Playa Grande



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Lic. Vinicio A. Castillo Semán

(DE EL LISTIN DIARIO, MATUTINO DOMINICANO)

En las últimas semanas he venido escribiendo sobre lo que he considerado uno de los crímenes económicos más grandes que se hayan cometido contra el pueblo dominicano. Se trata de la venta de Playa Grande, uno de los activos principales de que disponía el Banco Central de la República Dominicana hasta hace poco, mediante una “transacción” iniciada por las anteriores autoridades monetarias y financieras y finiquitada por las actuales, luego de un pírrico y ridículo aumento en el precio de “venta”.

Alrededor de 8 millones de metros cuadrados, con casi 2 kilómetros de playa en la zona costera más hermosa de la República, con uno de los campos de golf más bellos que se conozcan en toda la región del Caribe, a 25 minutos del nuevo Aeropuerto de Samaná, fueron “vendidos” o “regalados” a razón de poco más de US$5.00 el metro cuadrado, en una operación secreta sin licitación pública nacional, de la cual la sociedad no tuvo mayores detalles.

En ocasión de un tristísimo y lamentable accidente de aviación ocurrido hace apenas unos días, donde falleció un magnate norteamericano del sector turístico, dueño de una de las cadenas hoteleras más famosas del mundo con su sede en Bahamas (que había estado en Playa Grande examinando la posibilidad de realizar importantes inversiones en dicho proyecto), he tenido acceso a informaciones de primera mano verdaderamente escalofriantes que, entiendo deben ser del conocimiento de la sociedad dominicana.

Como casualidad de la vida, en el transcurso de un almuerzo que sostuve con ejecutivos del sector turístico en el día posterior a ocurrir la tragedia antes citada, al comentar lo acaecido, quien esto escribe fue informado por uno de los ejecutivos con quien compartía de que la firma extranjera que ellos representan había estado hace poco tiempo en el proyecto Playa Grande, interesada igualmente en hacer inversiones con vocación turística.

El precio para los denominados “fundadores” del proyecto de Playa Grande está siendo comercializado como precio de introducción por la empresa que lo adquirió del Banco Central en US$300.00 el metro cuadrado, precio del mercado según me informaron para este tipo de desarrollo turístico, similar al vigente en importantes proyectos de la zona Este.

En adición a la tristeza que me embargó por la noticia de la tragedia del inversionista y sus tres acompañantes, me conmocionó recibir la información de otra noticia que confirmaba una puñalada más a un país saqueado por una serie de funcionarios corruptos que pretenden, por encima de sus barbaridades, erigirse en próceres morales de la nación.
Mi reacción ante los amigos con que almorzaba fue: “¡Cómo!, ¿y esa no fue la misma tierra que hace poco, muy poco, se vendió a US$5.00 el metro cuadrado?” Lo que compró ayer un particular en US$5.00, hoy se está comercializando a 60 veces su precio. Si esto no es fraude y estafa contra el Estado dominicano, debemos simple y llanamente borrar esas palabras del diccionario de la República Dominicana y de nuestro Código Penal.

Y lo grande de todo es que esto ocurre en momentos donde el dolor de cabeza de la economía dominicana y de nuestras autoridades monetarias es realizar los “activos” del Estado y del Banco Central, para hacerle frente al denominado déficit de esa institución y en una coyuntura en la que al pueblo dominicano se le está diciendo que tendrá que pagar decenas de miles de millones de pesos, mediante una nueva reforma fiscal.

Si multiplicamos US$300.00 por cerca de 8 millones de metros nos va a arrojar la astronómica suma de US$2,400 millones de dólares, equivalentes a RD$80,000 millones, comparados con los míseros US$40 y tantos millones que este pobre pueblo recibió por Playa Grande. Usted, amigo lector, a esos US$2,400 millones le puede restar el por ciento que se quiera por concepto de pérdida de tierra por urbanización y no hay forma de que los que “compraron” Playa Grande no puedan inscribir el negocio que hicieron con el Banco Central de la República Dominicana como un verdadero “negocio del siglo”.

Lo importante en este caso, si existe interés de por lo menos investigar esta denuncia, cosa que dudo, es que las autoridades del gobierno, del Congreso, del Depreco, de la Comisión de Ética, sólo tienen que buscar en los contratos a cuánto vendió el Banco Central hace apenas un año y a cuánto están vendiendo los agraciados de esa lotería a inversionistas extranjeros.

Es un dato muy fácil de verificar. Si no lo hacen, ni investigan, por favor no hablen jamás de corrupción.
Las autoridades tienen la palabra.


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