jueves, octubre 26, 2006

General no

BONAPARTE GAUTREAUX PIÑEYRO

-DE HOY, MATUTINO DOMINICANO-

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La Cámara de Diputados solicitó al Presidente de la República que eleve el rango militar a General de Brigada, post mortem, al ilustre patriota probado Francisco Alberto Caamaño Deñó.

Dentro de la filosofía del Movimiento Constitucionalista que constituyó el Gobierno en Armas de Abril de 1965, se eliminó el rango de General.

No era necesario el rango.

No es cuestión de rangos el servir a la Patria.

No es cuestión de posiciones entregarse a la causa de la libertad.

Los rangos son pasajeros y deben ser ganados en el campo del servicio o en el campo de batalla. De lo contrario pueden ser un regalo envenenado que no beneficia la figura histórica de persona alguna.

El coronel Francisco Alberto Caamaño Deñó entró en la historia con un bien ganado rango que nunca usó para abusar ni para beneficiarse personalmente.

Una noche, en la calma tensa del primer cese de fuego negociado por el representante del Papa, conversábamos sentados en el suelo, en la sede del Comando Constitucionalista, segundo piso de una casa ubicada en la calle Pina esquina Canela, Caamaño, Héctor Aristy, Claudio Caamaño, Juan Lora Fernández, Manuel García Germán, Alejandro (Chibú) Deñó Suero, una que otra persona y yo.

El coronel Caamaño contó cómo la mañana del 25 de septiembre de 1963 el general Belisario Peguero Guerrero, a la sazón jefe de la Policía Nacional, lo recogió en su comando de la fuerza de choque (Cascos Blancos), sito en la Fortaleza Ozama. Daban una vuelta por la ciudad. Tomaban el pulso a la reacción popular horas después del golpe de Estado de la noche anterior. Belisario comentó: Bueno macho, ésta es nuestra oportunidad. Ahora sí que podremos hacer buenos negocios.

Según nos contó, esa noche esa expresión fue un choque entre sus convicciones católico-anticomunistas y la realidad: el golpe de Estado no se produjo porque Juan Bosch fuera comunista.

- Desde ese momento, dijo, se abrió una ventana por la cual comencé a ver la vida de otra manera.

Caamaño contó cómo junto al coronel José de Jesús Morillo López fracasaron en el intento de sacar a Belisario de la Jefatura de la Policía para iniciar una lucha contra la corrupción policial y militar.

A Francis Caamaño no le interesaron el oropel ni la fanfarria.

Era un hombre sencillo, de su tiempo. Capaz de reflexionar y comprender, escuchar y aprender, con suficiente entereza y respeto por sí para saber y entender cuándo estaba equivocado.

Y una de sus decisiones de política militar más claras fue la de eliminar el rango de general.

Presidente Leonel Fernández, deje al coronel Francisco Alberto Caamaño Deñó con su rango histórico. No le aporta nada a su figura histórica un ascenso post mortem.

Ese no es el homenaje que necesita. Lo que debemos hacer es imitar su ejemplo de patriota


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