domingo, octubre 22, 2006

La credibilidad del periodista

Manuel Ángel Menéndez

"Ya [ahora], de algunos periódicos,
no te puedes creer ni el staff,
porque sigo saliendo en él
y yo ya no estoy allí"

Gumersindo Lafuente,
Ex director de elmundo.es

Terrible frase la de Gumersindo Lafuente durante la segunda jornada del I Congreso Internacional de Periodismo que, dirigido por Fernando Jáuregui y patrocinado por la Generalitat Valenciana, se está desarrollando con casi increíble éxito en Valencia. Terrible frase, decimos, por la carga explosiva que lleva en su trasfondo (Lafuente fue cesado de la dirección de elmundo.es y ahora, incluso, ha dejado el periódico), pero es indicativo de uno de los aspectos clave que se están abordando en este sin duda novedoso Congreso de Valencia. El cambio -la 'revolución'- tecnológico, ¿a dónde nos conduce más allá, incluso, de la interactividad de los nuevos medios? ¿Hasta dónde llega la credibilidad del periodista, y la de sus medios, en esta nueva sociedad globalizada? ¿El periodista al uso tradicional, es un 'animal comunicador' en peligro de extinción?

Lafuente intervino en una mesa redonda junto al 'animal periodístico' que es Jean François Fogel, de Le Monde Digital, moderados por José María Perea, director del Club Diario Información, y vino a decir a los más de 400 estudiantes de periodismo que acuden a este Congreso -y, naturalmente, a los otros ponentes- que "los periódicos ya no me interesan. Yo creo que están muertos, aunque ellos no se den cuenta". Obviamente, Lafuente se refería a los periódicos de papel, porque sabido es que su apuesta es la red de redes, es decir, Internet.

Pero, en el fondo, Lafuente estaba respondiendo a una pregunta que ha quedado en el ambiente: ¿Dónde queda el periodismo tradicional en este mundo de cambio tecnológico a ritmo vertiginoso? ¿Y dónde queda la credibilidad del periodista, individualmente considerado, pero también colectivo profesional?

Hoy más que nunca, con la 'globalización' de Internet -aparición y consolidación de la prensa digital junto a otras fórmulas de comunicación, como el blog, o aún más, la 'edición colectiva' del coreano ohmynews y su fórmula del ciudadano-periodista-, junto a la afluencia de fenómenos audivisuales de intercambio y 'a la carta' nuevos -como youtube, flickr, etcétera-, la pregunta parece evidente: ¿Hacia dónde se encamina la profesión periodista? ¿Es hoy periodista un ciudadano cualquiera, como insiste en hacernos creer Yu-Jin Chang, redactor jefe internacional de ohmaynews para Estados Unidos? Una o dos preguntas que, quizá, más interesados estaban en conocer la respuesta los estudiantes que acuden a este Congreso. De creer a Chang, el periodista es ya un animal en extinción, pero si, además, lo unimos a lo que afirmó el director de ABC, José Antonio Zarzalejos, en su ponencia en día antes, sobre que la supervivencia en la prensa escrita pasa por una especialización en la que las distintas secciones puedan ser conformadas no por periodistas al uso, sino por profesionales en sus respectivas ramas, el futuro de los estudiantes de Ciencias de la Información está tan nublado que la noche ártica.

Sin embargo, ni siquiera ése es el trasfondo que ha quedado en el aire en esta jornada del Congreso de Valencia. La pregunta es sobre la credibilidad del periodista y de los medios, si siguen vigentes los principios básicos del periodismo: exactitud, precisión, justicia, independencia y transparencia, tal y como señaló en la sesión inaugural Dan Gillmor, ese nuevo ídolo de los amantes del 'cuaderno de bitácora' o 'blogs': "Por encima de los soportes presentes y futuros, la mayor preocupación para el periodista debe ser tener una sólida formación como profesional y unos buenos principios".

Ahora bien, en estos momentos en que lo que algunos llamarían 'intrusismo globalizado', ¿gozan de buena salud los medios 'tradicionales' [entiéndase impresos], al menos en esta España nuestra". Hay algo en lo que han coincidido casi todos los ponentes: que, efectivamente, la 'prensa tradicional', el actual modelo español -ahora tan cambiante, aún a su pesar-, el periodismo, en definitiva, tal y como lo entendemos hasta el momento está conectado con el stablishmen, pero no 'habla' con los ciudadanos, no contestan a sus inquietudes. No sólo es una inquietud sólo de Lafuente, lo es también de los citados Gillmor y Fogel y lo es también, por ejemplo, de Arsenio Escolar, el director del gratuito 20 Minutos que se ha convertido en un 'gloguero' por excelencia y que ha participado en una mesa redonda sobre este modelo periodístico que arrasa en muchas partes del mundo -la prensa que no cuesta ni un duro-: hemos llegado a observar con estupor cómo los periódicos se dedican a contestar unos a otros -según los temas- perdiendo credibilidad. O, en otras palabras, cómo los lectores de El Mundo, por citar un ejemplo, creen que El País 'miente', y cómo los lectores de El País califican de 'manipulador y mentiroso' a El Mundo.

Es cierto, o al menos lo parece, que, como ha señalado en esta segunda jornada del Congreso Albert Montagut, director del gratuito ADN, "en Estados Unidos la gente no lee el New York Time: se cree el New York Time". Aquí no. Porque la conclusión que se llevan los estudiantes puede ser que por no creerse no deban creer ni el staff de los medios.



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