Leonel y el neoliberalismo

NARCISO ISA CONDE
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(DE EL NACIONAL, VESPERTINO DOMINICANO)

Marcos Roitman escribió en el periódico "La Jornada" de México un magnífico trabajo sobre los treinta años de neoliberalismo en América Latina y el Caribe (Rebelión 28‑08‑2006).

"Tratados de libre comercio ‑nos dice‑ y valoraciones encubren su quehacer... los que reparten el poder y producen ideología siguen impertérritos ante los resultados obtenidos. Un sesenta por ciento de la población mundial vive en condiciones de miseria y de pobreza extrema, aumentando la desigualdad, social y económica."

Y aquí, en República Dominicana, el empobrecimiento destruye a 6 millones de personas y tritura a 3 millones condenadas a la pobreza extrema.

Aquí y en el mundo "el deterioro del ambiente se acelera, haciendo peligrar la vida, transformando en mercancía todo cuanto está el alcance de las grandes corporaciones capitalistas: el agua, el viento y el sol."

¡Las playas y hasta la Cueva de las Maravillas, uno de los mayores tesoros arqueológicos del Caribe! Y no escapa a sus planes la hermosa Zona Colonial de Santo Domingo.

Ni hablar ya de la energía eléctrica, los aeropuertos, los ingenios azucareros y demás empresas estatales privatizadas, ¡y a que costo!

Las condiciones de explotación de los trabajadores de "zonas francas" y de todo tipo de plantaciones y empresas basadas en la exportación de mano de obra barata, y las condiciones ambientales en que trabajan y habitan son tan penosas, que las enfermedades tóxicas se han disparado a niveles insospechados."El cáncer y las dificultades respiratorias ‑enfatiza Roitman‑ amenazan diariamente la vida de cientos de miles de trabajadores".

Enfermedades de la Edad Media rebrotan, mientras la privatización de la salud priva del derecho a la atención médica a todas las víctimas de ese deterioro.

Esas muertes no se juzgan: Los Slim en México, los Fernando Flores y José Luís Piñera en Chile, los Cisneros en Venezuela, los Pelas en Nicaragua, los Cristiani y Pomas en El Salvador, los grandes empresarios y oligarcas de República Dominicana y de todos los países del área, abrazados a los destructivos programas neoliberales, son exonerados de esas muertes, enfermedades y penurias, y se les califica de seres "impolutos y generadores de riquezas", tal y como denuncia Roitman.

Se les condecora en vida y se les entierra con honores. Como recientemente aconteció en Republica Dominicana con el magnate a Donald ReId Cabral, uno de los principales responsables del golpe de estado contra el gobierno democrático de Juan Bosch y de muchas de las muertes y penurias posteriores al 1963.

"El capitalismo neoliberal ‑como señala Roitman‑ se construye sobre la manos, los pies, los ojos, las orejas, los senos amputados de las trabajadoras en acto de servicio, en el tajo, miembros laboran con peligrosidad y sin la debida protección. Ellos, no otros, sufragan mansiones y la vida de plaza y lujo de los multimillonarios, prologados por Carlos Fuente. Son tantas las mediaciones, que se pierden los vínculos entre capitalismo y explotación."

La política es negocio protegido por los gobernantes de turno. ¿Quienes invierten?

Grandes empresarios inescrupulosos, narcotraficantes, políticos corrompidos, corporaciones extranjeras...

Y así, aunque "crezca la economía", no se detiene el empobrecimiento de una gran parte de la sociedad y el enriquecimiento de unos pocos. La ley del embudo tiene una enorme vigencia en la era neoliberal.

Pero la economía crece y las cifras macroeconómicas avalan el modelo. La sociología estadística "aporta los argumentos de la mentira", también en República Dominicana.

Sólo que la población se muere de hambre, los apagones caros crecen, la salud es privilegio de pocos, la seguridad social no existe y la democracia es una farsa montada por pandillas mediocres. Eso no se borra con trampas estadísticas.

El destino de Leonel no podrá ser muy distinto al de Salinas, Menem, Vicente Fox Carlos Andrés, Aznar, Lucio Gutiérrez y otros de la calaña neoliberal. Y ya es imposible que le toque la suerte de Balaguer: la presencia en el despacho presidencial de uno como él cuando cumpla los cien años de haber nacido para joder la humanidad.

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