miércoles, octubre 11, 2006

Advierte sobre corrupción en prensa


Dr. Rafael Molinaa Morillo,
Presidente de SIP y director
de el diario El Día

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(DE EL CARIBE, MATUTINO DOMINICANO)

El presidente de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP), doctor Rafael Molina Morillo, reafirmó ayer su compromiso de buscar fórmulas y métodos para hacer frente a la corrupción periodística mediante la aplicación de una conducta ética-moral en el ejercicio del oficio.

“Eso fue lo que yo destaqué como principal objetivo de la gestión que yo voy a hacer, por lo menos, dejar incorporado ese tema a la agenda de la SIP, que habrá de desarrollar otros presidentes que vengan después. Yo no pretendo en el corto período de un año, que es lo que dura el mandato de cada presidente, que se pueda terminar diciendo que ya resolvimos ese problema”, dijo el veterano periodista al comparecer como invitado en el Almuerzo Semanal de Multimedios de El Caribe.


Molina Morillo, quien es además director del periódico El Día, fue entrevistado por Manuel A. Quiroz, director de El Caribe; Osvaldo Santana, director de CDN, y José Báez Guerrero, columnista de este diario.

En su discurso de toma de posesión en México, donde se celebró la Asamblea General de la SIP, usted esbozó lo que será su gestión y puso énfasis en los valores éticos. Quisiéramos que nos ampliara un poco en qué va a consistir su empeño.

Bueno, en la SIP se viene planteando desde hace algunos años el fenómeno de cómo las amenazas contra la libertad de prensa y de expresión van cambiando.

Son distintas ahora a las de hace algunas décadas, cuando el principal obstáculo eran las dictaduras que prevalecían en la mayoría de los países latinoamericanos y que eran enemigos naturales de la libertad de prensa. Con el tiempo esas dictaduras han ido desapareciendo, dando lugar a otros tipos de regímenes, pero los peligros no han desaparecido, sino que han cambiado.

Los retos son diferentes, los peligros son ahora de carácter legislativo, de carácter judicial, son presiones económicas, presiones de otras índoles. Y además, los crímenes contra periodistas, sobre todo, de grupos delincuenciales organizados, como el narcotráfico, por ejemplo. Entonces, la SIP se ha planteado la cuestión de que a esas amenazas diferentes hay que utilizar estrategias diferentes para enfrentarlas.

De ahí que se ha elaborado un plan estratégico para adecuar nuestras respuestas a esas amenazas, y se contemplan todas esas formas de agresión.

Sin embargo, lo que yo señalaba en esas palabras de toma de posesión de la presidencia de la SIP, era que hay otros peligros que no han sido tomados en cuenta, que es el interno de los medios, y es la corrupción periodística.

Porque nosotros los periodistas solemos denunciar y atacar la corrupción política, la corrupción administrativa, la corrupción empresarial, pero nos olvidamos o nos hacemos de la vista gorda, quizás inconscientemente, de que dentro de nuestro propio cuerpo periodístico también existe la corrupción periodística.

Es algo a lo que hay que ponerle mucha atención, y es muy difícil de detectar, muy difícil de encontrar y combatir. De ahí que yo me he comprometido a buscar fórmulas, métodos para hacer frente a la corrupción periodística mediante la aplicación de una conducta ética-moral en nuestro oficio, en nuestra profesión. Eso fue lo que yo destaqué como principal objetivo de la gestión que yo voy a hacer, por lo menos, dejar incorporado ese tema a la agenda de la SIP, que habrán de desarrollar otros presidentes que vengan después. Yo no pretendo en el corto período de un año, que es lo que dura el mandato de cada presidente, que se pueda terminar diciendo que ya resolvimos ese problema. Los problemas a veces no se resuelven nunca, pero siempre hay que estar haciéndoles frente y combatiendo.

¡Hasta dónde el periodista es responsable en sí mismo de corromperse?

Desde el punto de vista humano, uno dice que comprende la situación y dice que eso fue porque el pobre estaba agobiado. Se puede decir que el periodista que es mal pago y tiene que buscar el pluriempleo o se dé, en caso extremo, un soborno. Eso quizá desde el punto de vista religioso se pueda comprender, pero eso no es una excusa, no es una excusa porque los principios y valores éticos son rígidos. Yo diría que si a usted no le alcanza el salario para suplir sus necesidades, pues dedíquese a otro oficio, uno se arropa hasta donde la sábana le alcanza. Pero el oficio de periodista tiene sus reglas, y las reglas son marcadas por la ética.

A mí me parte del alma cuando en reuniones yo escucho que se está planificando una actividad y escucho: de la prensa, yo me ocupo, yo sé cómo manejar eso. Se refieren a que saben con cuánto dinero se puede comprar un servicio periodístico. Es doloroso que personas que uno piensa que no son capaces de adoptar esa norma lo digan y hasta se jacten de decir que saben a quién es que hay que darle y a quién no.

Lo he visto, he oído esa práctica. Por otro lado está el que acepta ese soborno. Contra eso tenemos que luchar, tal vez se tarde 200 ó 500 años, pero algún día se llegará a que prevalezcan esos principios y valores. No sólo en la profesión periodística, sino en todas las profesiones. De esa misma manera, yo sé que ese sujeto que yo he descrito sabe con quién se puede equivocar y a quién no le puede ofrecer una cosa de esa naturaleza.

A propósito de esa inquietud sobre los valores periodísticos, antes de la reunión de la SIP en Cartagena, Colombia, hay un encuentro importante en esa dirección en Costa Rica.

Así es, es lo que estamos llamando una cumbre de valores periodísticos, en la que hemos convocado a dos, tres o cuatro importantes intelectuales por cada país miembro de la SIP, lo que significa unos 50 ó 60 intelectuales de gran talla que van a reunirse con nosotros, con algunos editores y directores de periódico en San José, Costa Rica, en el mes de noviembre.

Es una reunión que no persigue terminar con resoluciones ni con conquistas, sino más bien una reunión para debatir, promover y difundir valores periodísticos y valores morales, valores éticos en la conducta humana, sobre todo en el campo de las ciencias sociales. Y allí, pues, no voy a mencionar los nombres, son muchos, pero los más granados, podríamos decir, de la literatura y la intelectualidad de las academias de las tres Américas, incluyendo Estados Unidos, van a estar representados, desarrollando diversos temas relacionados con la ética.

De la República Dominicana teníamos cuatro invitados especiales, eran Marcio Veloz Maggiolo, pero a Marcio le coincide la fecha con otra actividad similar que habrá en España y que se había comprometido, lamentablemente.

También contábamos con la presencia de Soledad Álvarez, pero tiene otra actividad que coincide con la fecha y no es la misma actividad de Marcio. Entonces, nos quedan dos grandes valores que representarán nuestro país en San José, que son Andrés L. Mateo, por un lado, y por otro lado, Federico Henriíquez Gratereaux. Con estos dos talentos dominicanos, bien reconocidos, estaremos bien representados en esa cumbre.

¿En cuáles naciones está más amenazada la libertad de expresión, sobre todo, dónde están los periodistas pasando situaciones más difíciles?

Bueno, hay un caso que es emblemático y, lamentablemente, es recurrente, es Cuba, donde hay periodistas que guardan prisión por el sólo hecho de publicar informaciones que son hojas sueltas; hojas sueltas muy rudimentarias, pero es a lo que se puede tener alcance. Y aún así sufren condenas más de 20 periodistas de más de 20 años, 15, 10 años por ese delito entre comillas.

A parte de eso, la situación de inestabilidad que enfrentan los periodistas y medios independientes en Venezuela, es una situación que nos preocupa mucho. Y la promulgación de leyes en Venezuela, como la Ley de Contenidos, que le da al Estado la facultad de determinar las horas de transmisión de los distintos programas, sean noticiosos, de diversión; pero esa facultad no la tienen los directores de los canales de televisión, sino funcionarios del Estado que están para eso.

Y da ocasión a que programas de comentarios políticos o de informaciones sensitivas se pasen a altas horas de la noche o en la madrugada, de manera que se distorsiona la idea del mensaje que se quiera enviar.

Pero, aparte de eso, hay otros tipos de situaciones que no corresponde la violación a los gobiernos, al menos que los condenemos por el hecho de permitirle impunidad.

En México, en la frontera con Estados Unidos, del lado del Oeste; en Colombia, también el narcotráfico tiene un auge extraordinario y uno de los blancos principales son los periodistas que combaten el narcotráfico, que investigan, que hacen denuncias relativas a esos actos delictivos.

Hay una gran cantidad de periodistas muertos o heridos, y esos crímenes permanecen impunes por complicidad, ineficiencia o temor de las autoridades. Por eso hemos creado una comisión que se llama comisión de impunidad, para motivar y empujar las investigaciones en esos casos.

Pero hay otros tipos de problemas, en todas partes se puede decir que hay problemas. Estados Unidos dejó de ser el modelo en que nos inspirábamos como paraíso de la libertad de prensa.

Ya Estados Unidos aparece años tras años en los reportes de la SIP como uno de los lugares donde hay graves problemas de libertad de expresión; muchas veces se exige que se revelen las fuentes de informaciones del periodista. Otras veces se limita el acceso a determinadas fuentes, otras veces se hacen ciertos tipos de sugerencias o invitaciones entre comillas a medios importantes para que publiquen o no publiquen cuestiones, con el pretexto de la seguridad nacional.

Son situaciones que antes ni se soñaba que podían ocurrir en Estados Unidos, pero que se van viendo con más frecuencia y con más desenfado cada vez más. La única arma que tiene la SIP es la denuncia, es una denuncia que se reproduce en más de mil 300 publicaciones en todo el continente. Y el peso de la opinión pública, no cabe duda, que influye.

Desde luego, me dirán: ¿eso evita que se sigan repitiendo esos casos? Tal vez no, tal vez sí, pero por lo menos se va creando conciencia de dónde está la verdad de los hechos y los esfuerzos que se realizan para que ésta prevalezca.

¿Es la prensa corrompida por sus propios dueños, que a veces hay peligros corporativos que tienen que ver con la forma como se maneja la prensa?

Claro. La prensa, así en términos generales, se pinta, se describe como algo puro porque dicta normas y critica a los que se apartan de esas normas; pero no lo es. La prensa es obra de humanos y parte de humanos. Todos los defectos que están en la sociedad en general están en la prensa también: Hay prensa mala y prensa buena, hay prensa honesta y prensa deshonesta.

Sería bueno decir entre periodistas que la prensa es pura, cristalina y transparente, pero no lo es. Como no lo es el deporte, la medicina, el comercio, derecho, como no es nada: la humanidad es así. Lo que importa es que haya quienes luchen para acercar, cada vez más, esa higiene, esa limpieza a cada uno de los oficios que desempeñamos.

En el caso de Miami, y es una opinión de la SIP, mi opinión personal es que el Miami Herald y el Herald, que es el periódico en español de la misma compañía, han sufrido un golpe del que será muy difícil reponerse, aún después de sancionar y negociar la salida de su director, Jesús Díaz. El presentó la renuncia diciendo que era difícil mantener su posición dentro del periódico.

Debemos aclarar que Radio Martí es una emisora propiedad o financiada por Estados Unidos para llevar mensajes, noticias y adoctrinamiento, si se quiere, a Cuba. De lo que se acusaba a esos periodistas que fueron removidos era que recibían un salario por hacer un trabajo para Radio Martí al mismo tiempo que trabajaban para el periódico; y eso creaba un conflicto de intereses.

¿Cuál es su opinión sobre la citación de periodista en la Justicia para que sirvan de informantes?


Es muy fácil para mí juzgar esa situación: Ninguna autoridad tiene el menor derecho a requerir a un ciudadano, y mucho menos a un periodista, para que le revele su fuente de información. Bajo ningún concepto, es un abuso de poder, una indelicadeza muy fuerte, inclusive llamar a ese periodista o ciudadano a que acuda a esa oficina para contestar preguntas. Eso se hace mediante los procedimientos judiciales en caso que haya meritos suficientes para ello y que lo determine un juez.

De la misma manera que yo desapruebo esa conducta de ciertos estamentos oficiales, también critico a los periodistas que han acudido a esos llamamientos. Sencillamente, tenían que declinar esa invitación y negarse a ir. Nadie puede obligar a un ciudadano a acudir a una oficina, menos si es de carácter investigativo o represivo para ser interrogado por una persona que no tiene la facultad constitucional para eso. De manera que yo espero que si esos hecho se repiten, que ojalá no se repitan, los periodistas implicados se den cuenta que no están obligados a asistir.

Yo leí un caso de un periodista que les dijo a los oficiales que lo interrogaban que esa respuesta sólo se la daba si iban a la oficina de su periódico. Y mal hecho también. No tiene tampoco que invitar a su inquisidor a que vaya a su propia casa a interrogarlo. Ahí hubo un exceso de la institución correspondiente y una debilidad de parte del periodista.

Las amenazas del narcotráfico

¿Hasta dónde la delincuencia, el narcotráfico en el país es una amenaza a los periodistas?

Es una amenaza contra la ciudadanía en general. No pretendemos hacer del periodista un ente especial privilegiado para decir que el mismo crimen que se comete contra un periodista es peor.

Es el mismo crimen, pero cuando es contra el periodista es doble crimen porque no sólo atenta contra la vida del periodista, sino que le quita a la sociedad una fuente de información. Atenta contra el derecho que tiene la sociedad a estar informado: el periodista es un instrumento que le lleva información a la sociedad. La SIP está prohijando una tendencia para que en los distintos países conviertan en una circunstancia agravante cuando la víctima sea un periodista.


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